Ryuu: El camino del dragón

La vuelta del dragón.

RYUU: EL CAMINO DEL DRAGÓN.

Por "Emir Omar Ordano"

Capítulo 1: La vuelta del dragón.

  Descendió de aquella montaña. Cruzó por todos los árboles y ya se estaba alejando de todo con lo que convivió últimamente. Él era solo un niño, ese niño iba corriendo por todo el bosque como un destello de relámpagos que quemaban los árboles, como un resplandor con un objetivo fijo, como si fuera un animal en casería y, casi no se lo podía ver a simple vista . Corrió hasta llegar a su caballo, al encontrarlo, y montarlo rápidamente. Le da fuerte un grito diciendo la palabra en japonés "viento" el caballo corrió aún más rápido que él. Y así, comenzó esta historia.

  Mi nombre es Ryuuzaki Mukiha. Cabalgando por el bosque intentaré recordar algunas cosas. Mi nombre por ejemplo, es Ryuuzaki, aunque algunos me llaman Ryuu. Soy un guerrero samurái de once años y soy del clan Mukiha del ejército San De Yumaru, de la ciudad de Kyoto. He estado en las montañas y en los bosques bajo el propósito de fortalecerme más, perfeccionar mi estilo de combate, controlar mi fuerza exterior e interior, y ejercitar mi mente, para ser más parecido a mi familia. Ellos, los Mukiha, un clan samurái que, ha pasado por mucho. En el clan de los Mukiha todos tienen algún tipo de poder, excepto los que se casan con alguno (por obvia razón de que no son de la familia) y yo, al no llevar la sangre de mi familia. No es algo por lo que me debería angustiar, si yo me angustio a causa de la envidia, entonces mi propósito es inútil. Por no llevar la sangre es mi propósito saber entonces cuál llevo, o, de dónde es. Mi padre me dijo que estos lugares eran excelentes parajes para tranquilizar la mente e ir más allá de la memoria. Él me acompañaba hasta aquí, pero llegó un momento en que decidió que me quede solo, pero de eso, ya pasó un año. Espero que él y todos se encuentren bien, anhelando mi llegada.

  Ahora estoy volviendo a casa, más fuerte que antes, junto con mi caballo, y mi único compañero en los últimos meses. Su nombre es Kaze, un caballo blanco que tiene una gran velocidad, es el caballo más veloz que conozco, rápido como el viento y bello como el paisaje por donde pasa. Kaze no es como los demás caballos, él es un caballo mágico, lo he visto incluso volar. Me alegra que haya tenido un compañero, es que a veces no soporto estar solo. Se escuchan los pasos veloces del caballo en el campo del señor Nayobi, un pastizal extenso, lleno de pasto, de flores y otras plantas. Podría ser la oportunidad para verla primero ¡no! Aunque mis sentimientos sean muy profundos, debo controlar mis emociones. Igual, sigo sin decidir a quién ver primero. Aunque no importa, ya la he pasado de largo. Mi casa aún está un poco lejos.

  Debo pasar por los campos y por algunas granjas, cerca de por aquí hay una aldea, llena de gente que se inclinaba ante mí. Estoy por el camino pasando, mi caballo va corriendo demasiado rápido y los granjeros no han notado mi vuelta en este paraje.

  Ya estoy llegando a mi casa. En la entrada está el portón, cuando pase debo ir más despacio.

-Kaze -le digo despacio en el oído al caballo, para que vaya lento hasta la entrada principal. Cuando me bajo del caballo escucho la inconfundible, dulce y, a la vez, terrible voz de mi madre.

-¡Ryuuzaki!

  Me acerco corriendo hacia sus pies, con tan solo verla me produce un gran miedo, pero, es mi madre, solamente puedo reencontrarme con ella con los brazos abiertos. Sigue siendo muy hermosa.

-¡Madre! ¡Ya estoy aquí! –Pero al llegar a sus pálidos pies, en un punto de divinidad de mi alegría, recibo un golpe de mi joven madre.

-¡Te dije que cuidaras tu armadura! ¡¿No sabes qué valor tiene?!

-Lo sé madre, lo lamento -le respondo arrodillado, me alza la cara con sus dedos y ve mi rostro sucio y lleno de manchas.

-¿Qué es esto? ¡Te están sangrando los ojos! -mi madre se da cuenta de la sangre que mancha los párpados de mis ojos, sangre seca y roñosa.