De pie para la batalla.

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Capítulo 3: De pie para la batalla.

Antes de entrar a la fortaleza...

-De acuerdo. Todos conocen el plan y ya saben dónde esconderse. Los arqueros van con aquel samurái que los espera en la entrada, los van a guiar a los picos altos de la muralla del castillo. Ena, tú estarás adentro, si logran entrar lleva a todos los que están adentro al depósito que está debajo, lo que más bien quiero es que ni bien lleguen. Los que van a estar a caballo vayan adentro, les daremos una sorpresa, los demás vienen conmigo hacia los árboles y los arbustos. En cuanto a ti hijo, ya sabes cuál es tu trabajo, ve adentro con tu tía y ya sabes en donde te esperan- dice mi padre en medio de la entrada al castillo de San De Yumaru.

-¡Señor Mukiha! ¡Señor Mukiha! –Un hombre se acerca hacia nosotros, mientras que estamos a punto entrar al castillo.

-¿Qué ocurre? ¿De dónde viene?

-Señor. Ya se están acercando y ya atravesaron a Shiga. Creíamos que solo vendría una pequeña porción del ejército Oda, pero llegaron todos, nos engañaron, acabaron con la mayoría de los samuráis en la ciudad. Y solo los que sobrevivimos estamos aquí.

-¿Nos engañaron?

-Así es, señor.

-Ahora entiendo porque es que estamos aquí, debieron venir antes -dice Kenji.

-¿Cómo fue que sobreviviste a todo ese ejército, samurái?

-Escapé cuando tuve la oportunidad, no solo yo sino también algunos más –con esa respuesta mi padre se enoja por demás y le da un golpe en la cara al samurái.

-¡Cobarde! –Le dice furiosamente.

-¡Comandante! –Le grito –No tiene la culpa, al menos vino a informar.

-Bueno ¡¿Y por qué vienes justo ahora!? ¡Nuestro señor San De Yumaru dijo que todos los samuráis de la región debían estar en Kyoto, en su casa!

-¡Sí señor! Pero el joven Yukio dio otra orden. El señor nos dijo que nos quedáramos en Shiga para poder detener la invasión, ¡pero nos superaron!

-¿Cómo es que le seguiste a Yukio? –Kenji se detuvo -espero pensar equivocadamente.

Mi tío Kenji se aleja.

-Bueno, trae a tus hombres, los voy a organizar -esto es malo, estaban muchos samuráis en Shiga y murieron, ahora con menos no sé qué hacer, más bien qué decir, me dijeron que Yukio no creía que vendrían todo el enemigo, quizás por eso ordenó a los samuráis de Shiga que se quedaran allí. Sí, seguro fue por eso, ¿por qué más podría ser?

Al organizar a los demás Samuráis, mi padre va a esconderse entre los arbustos y los árboles junto con los demás. Yo por mi parte, ingreso al castillo y dejo a mi caballo al encargo de mi madre, que también piensa combatir. Ahora, camino hasta la habitación de mi señora Aiko, los pasillos y las escaleras me parecen diferentes.

-Ryuuzaki, ¿te ocurre algo? -me pregunta mi tía Ena.

-No ¿Por qué lo preguntas?

-Te veo un poco nervioso, pero tus ojos están decaídos, pareces estar triste.

-No es algo importante, tía.

-Ah, ya veo, la batalla ¿Será tu primera?

-La segunda.

-Ah, la mía también. Al menos en la que pelearé de verdad -Ena se queda con esa cara nostálgica –Bueno, sigue el rumbo.

Vamos caminando hasta los aposentos de mi señora, cerca de la habitación de San De Yumaru.

Ryuu: El camino del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora