En la oscuridad

Fin de la pesadilla

Parte 1:

Dolor, dolor, dolor, dolor. La herida le ardía mientras seguía goteando pedazos de su cara, haciendo que sufriera una tortura como nunca antes le había pasado.

¿Como llegó a ese punto? Aún podía recordar como hace un momento estaba disfrutando su comida cuando lo interrumpieron. Una pequeña logro verlo, ahora debía matarla si quería seguir comiendo en paz.

No se imagino que al seguirla encontraría más comida, pero tenían algo para dañarlo, no era fuerte, pero no quería lastimarse.

Intento matar a uno pero esquivó su golpe entrando otra vez en la luz, solo le quedó irse por ahora, ya encontraría otra forma. Y sí, encontró la oportunidad en la ventana del cuarto donde se escondían. Los observó por unos minutos hasta asegurarse que la luz estaba a una distancia prudente, luego atacó en el momento que se acercaron.

Falló otro golpe, fue el mismo niño, pero no importaba, moriría de todas formas. Las cosas que le tiraban no le hacían nada y se confío demasiado por ello, fue ese descuido lo que provocó que se diera cuenta muy tarde de la lámpara que también le lanzaron. Se movió por reflejo hacia atrás, dando un grito, sintió su carne arder por la luz que se acercaba, si lograba impactar en su cuerpo, le produciría una herida enorme.

Había fallado otra vez y ahora, aunque de forma leve, estaba herido. ¿Aquellos niños se dieron cuenta de su debilidad? No podía saberlo, sólo le quedó rodar por la casa esperando a que salieran de su refugio.

Y lo hicieron pero ahora tenían dos lámparas, no era problema, en ese momento estaban en su hábitat natural, la oscuridad era lo único que necesitaba para cazar.

Decidió vigilar sus movimientos por ahora, les daría esperanzas de sobrevivir antes de arrebatarles la vida. Mala jugada de su parte, los niños consiguieron otra lámpara. Ahora la iluminación era mayor y el peligro había aumentado para él.

¿Los niños llevaban las lámparas para alumbrar su camino o sabían que eso era capaz de hacerle daño? Decidió comprobarlo, se acercó a ellos desde abajo y los vio temblar de miedo. Parecía que no se habían percatado, pero uno de los niños dio unos pasos al frente y lo obligó a retroceder. Lo sabían, sabían cómo dañarlo.

Esto arruinó sus planes, si quería matarlos tenía que aguantar la luz por unos momentos antes de arrastrarlos a la oscuridad.

Los niños volvieron a salir, los siguió sin perderlos de vista por ningún momento, esperando una oportunidad. Esta se presentó cuando fueron a la aparte baja de la casa y uno de los niños se separó del grupo. El lugar era perfecto para ocultarse, la gran cantidad de objetos le permitía hacerlo a la perfección.

Su objetivo era el niño que se separó, pero su plan se arruinó otra vez al ver ese fuerte resplandor, que provenía de la dirección del niño.

La luz era muy fuerte, podía llegar a matarlo si le daba directamente. Ya no había que pensar, salto hacia el más cercano, pero no pudo atraparlo, una vez más no pudo atrapar a nadie.

Iba a huir pero vio que el niño con el objeto que más iluminaba caía entre varias cajas. Las dos niñas tenían dos lámparas, si iba a por ellas le dolería demasiado acercarse. El último niño solo tenía una lámpara, y al verlo se dio cuenta que era el mismo que había escapado de sus manos dos veces antes, ya tenía un objetivo claro.

Lo persiguió por casi todo el sótano sin lograr alcanzarlo, el lugar era perfecto para esconderse pero no para moverse. La persecución siguió hasta el momento en que una lámpara fue directo hacia él, no pudo esquivarlo así que se protegió con su mano.

Destruyó la lámpara pero la luz le hizo una herida muy grande en la mano, el dolor era horrible pero no le dieron tiempo de pensar en ello. El niño que perseguía tenía en sus manos el objeto capaz de matarlo, tenía que huir pero algo le hizo quedarse. La linterna estaba apagada y el se dio cuenta de eso, dio un paso al frente arriesgándose a que lo dañaran, el niño alzó la linterna más pero no la encendió.