ᴠ : Respuestas

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Abriendo sus ojos, Wei WuXian miró en dirección al Jade mayor con una ceja alzada sin su característica sonrisa. —¿Sucede algo?

Nunca nadie había visto a Lan QiRen tan pálido como en ese instante. Wei WuXian no pudo evitar sentirse curioso por ello al igual que sus hermanos.

De pronto el hombre habló. —Este maestro se disculpa por haber escuchado algo tan delicado a escondidas. —Lan QiRen se inclinó para consternación de los hermanos de YunmengJiang. Cuando volvió a su postura, declaró—...sin embargo, como maestro de todas formas, me veo incapaz de dejar pasar lo que te han hecho, Wei WuXian.

Wei WuXian. —¡¿...?!

Bueno. Ellos no se esperaban que el hombre dijera algo parecido, claramente ni el mismo Wei WuXian se le ocurrió siquiera.

Lan XiChen continuó por su tío. —Joven Maestro Wei, puede que sea algo externo a nuestra Secta, pero no podemos permitir que esto continúe.

Antes de que Wei WuXian se opusiera a cualquier cosa, demasiado apenado por lo que estaban diciendo, Jiang YanLi junto a Jiang Cheng ya se habían puesto de pie.

Ambos hermanos se inclinaron frente a los Lan a manera de agradecimiento.

Jiang YanLi dijo. —Agradeceríamos mucho su ayuda, Maestro QiRen, ZeWu-Jun, Segundo Maestro Lan —ella se enderezó— mientras más apoyo tengamos para poder proteger de mi didi, es mejor.

El nudo en la garganta de Wei WuXian ardió.

—Concuerdo con las palabras de mi A-Jie —Jiang Cheng la apoyó—...si dejamos que el Da-ge regrese a Muelle de Loto, posiblemente mis padres continúen con sus abusos.

Y las lágrimas se derramaron.

Wei WuXian hundió su rostro entre sus manos, reacio a dejar que lo vieran llorar.

Nunca le ha gustado que lo vean vulnerable, jamás se permitió que fuese de esa manera. En su anterior vida, siempre se encerraba para darse sus momentos de desahogo.

Lo hacía cada vez que ellos creían estaría durmiendo por los supuestos sedantes, que ella misma eliminaba de los portasueros. Solía pinchar las malditas bolsas dejando que se derramaran en el suelo. Entonces, nada ingresaba por la maldita aguja incrustada en sus brazos.

En esta vida no sería la excepción. Aunque quizás, se daría esa libertad en presencia de sus hermanos. Después de todo, son lo único que tiene en la vida.

Según sus memorias, habían sido años desde la primera y última vez que Jiang Cheng lo llamó 'Da-ge'. Su mala suerte fue que lo hizo justo cuando Madam Yu realizaba sus supervisiones de entrenamientos diarios. Él tenía diez años, y Jiang Cheng había aceptado y decidido llamarlo de esa manera.

Nunca imaginó cuál sería la consecuencia.

Diez latigazos que lo dejaron un mes postrado. Su pequeño cuerpo a penas se adaptaba a los nuevos cambios. Su núcleo dorado estaba recién terminando de formarse, como para hacerlo resistente a ese tipo de tratos.

Madam Yu estaba furiosa, gritándole una y otra vez que cómo se atrevía a soñar con que su hijo lo llamaría de esa manera. Que solo era un sirviente más, sin derecho a tanto como esa honra de ser llamado hermano mayor por el heredero de YunmengJiang.

Así que, desde entonces, ella le prohibió utilizar ese concepto con su hermano marcial.

Jamás le contó por qué ya no podía llamarlo didi o él gege.

Sintió un par de manos rodearlo por la espalda. Sin siquiera alzar la mirada ya sabía que se trataba de su hermana. Por lo tanto, se dejó envolver por ella llorando en su pecho lejos de las miradas de los Lan, en silencio.

Lᴀ ғʟᴏʀ ᴅᴇ ʟᴏᴛᴏ sᴇ ᴀsᴏᴍᴀ ɪɴᴍᴀᴄᴜʟᴀᴅᴀ ᴅᴇʟ ғᴀɴɢᴏ (AU MDZS) [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora