Día 2

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DÍA 2:

TIRO AL BLANCO.

Tipo de narrador: omnisciente.

El juego del tiro al blanco había sido siempre un constante en la vida de la familia real.

Amelie, Carlo, Karina y Damiano habían pasado horas y días enteros practicando y perfeccionándose a sí mismos en aquello.

—Mantén el codo a la altura de tus hombros, Karina —había reprochado el rey una tarde —. Si no lo haces siguiendo mis indicaciones no lograrás dar en el blanco jamás, hija, y serás la vergüenza de la familia real a la hora de presentarnos ante las demás familias reales.

Con el orgullo un poco lastimado pero la convicción que toda princesa y heredera del reino debía tener, Karina levantó el mentón; acomodó el codo de la manera en que su padre acababa de indicar y soltó la flecha.

No seré la vergüenza, padre —dijo, viendo como su flecha atravesaba el centro del enorme circulo de tela—. Estate tranquilo que, como tu heredera y la princesa de este reino, seré justo lo que se espera de mí. Como siempre lo ha deseado su alteza y el reino entero.

Los recuerdos de la princesa estaban en el pasado, en esos instantes en los que su familia, a pesar de ser sumamente exigente y pretenciosa, había estado reunida.

Sus padres, antes de morir, siempre habían recalcado en ella la importancia de mantener la compostura a pesar de la complejidad de cualquier situación. Al igual que el consejero lo había hecho la noche anterior.

La importancia de mantener la mente en el presente y no divagar en los recuerdos vacíos que le dejaba el pasado.

La importancia de mantener una buena imagen ante el que un día seria como su reino, pues era claro que quien lo gobernaría seria su hermano.

Pero... Karina jamás había logrado algo de ello y, al parecer, sus padres siempre lo habían previsto, pues jamás pusieron en ella sus esperanzas para reinar.

Aunque, de igual manera, no se esperaba que una mujer fuera quien llevara las riendas del reino. Aun fuera la primogénita de los reyes, debía ser un hombre quien se encargase de ello.

Ahora con su hermano desaparecido, parecía ser la única persona que podía dirigir el reino y cargar con ese peso sin sus padres allí, todo parecía... gris, vacío y triste.

Había pasado un día.

Un atardecer, un anochecer y un nuevo amanecer sin noticias sobre su hermano.

Una luna que incluso había parecido decaída por la desaparición del futuro rey de Bonaire y los ánimos inexistentes de la princesa.

Las filas de innumerables soldados del reino seguían en la tarea de recorrer los rincones, uno a uno, del palacio y sus alrededores antes de cualquier otra cosa.

¿Guerras? ¿Disputas? ¿Enfrentamientos? ¿Economía? ¿Leyes? Todo ello había pasado a un segundo nivel de importancia ahora. Lo primordial y más importante era la aparición del próximo rey.

Damiano Torine, de cabellos dorados y ojos verdes como esmeraldas, cuerpo entrenado y atlético, modales dignos de la realeza y una inteligencia que sobrepasaba los estándares comunes.

El hijo y heredero del difunto rey Carlo Torine y la reina Amelie Torine.

Único hermano y, ahora, única familia de la princesa Karina Torine.

El príncipe, futuro rey y esperanza de todo el pueblo de Bonaire.

Damiano Torine, la persona más importante del reino y de quien no se tenía ninguna pista de su paradero.

El Rey  [Infierno parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora