Capítulo 15: A simple vista

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Sabía de lo que hablaba mi padre, no era necesario escucharle más para concluir que él aun no supera la muerte de mi madre y que soy un recuerdo viviente de lo sucedido, soy lo único que le impide olvidar ese pasado. Su odio, indiferencia y hasta crueldad por su parte me hacen llegar a la idea sin tener la necesidad de escucharlo de él mismo, en el fondo, ya lo tenía claro. Aun así, aun teniéndolo claro y habiendo unido las piezas inconscientemente hace un tiempo ya, me llegó como un balazo a la llaga más profunda al confirmar mi idea desde la boca de mi padre.

Hay aspectos que uno cree tener superado, cree que actuará de una forma y sentirá de tal manera con el único hecho de imaginarse el escenario, sin embargo, cuando ese momento llega, lo creído no puede estar más lejos de la realidad.

Su frase final logró hacerme sentir mal y revivir esas inseguridades de niños de las cuales jamás superé, solo escondí y reprimí en algún lugar recóndito de mi ser creyendo ingenuamente que jamás volverían a revivir. Aquellos pensamientos de niño que repetían una y otra vez ser yo la causa de que mi propio padre no me quisiera, que me repudiara a tal punto de ser capaz de evitarme cuando lo único que yo quería era obtener respuestas a cambios que ningún otro niño de mi edad tenía. Me lo negó todo y por mi culpa, yo soy un mal recuerdo para él que siempre lo perseguirá y no puedo hacer nada para cambiarlo. Nada puede hacerme nacer de nuevo y no ser su hijo o, en su defecto, hacer que mi madre vuelva a la vida

—Jerry, amor—escuché a Samantha justo cuando estaba dispuesto a volver a mi habitación—¿No crees que ya es hora de acudir a un especialista? No te lo tomes a mal, es solo que creo que hay situaciones que necesitas superar para poder salir de lo estancado que estás, ya son varios años y veo que no sales de ahí. Necesitas darle lo mejor de ti a tu hijo, sé que tú quieres lo mejor para él, pero en este instante para eso necesitas superar el pasado primero.

Estaba intrigado de lo que sería la respuesta de mi padre, nunca me había planteado como posibilidad que él acudiera a terapias psicológicas, siquiera creía que el tema fuera así de grave como para planteárselo.

—Supongo que tienes razón —respondió mi padre con una voz desganada que reflejaba lo rendido que estaba al respecto.

Me devolví a mi habitación sin hacer ruido.

***

Miré la hora, ocho y media de la mañana, eso solo significaba que iba demasiado tarde a clases y que probablemente el profesor Gael no me permitiría ingresar. Genial, tendría que estar las próximas casi dos hora fuera del salón sin nada interesante que hacer. Aun sabiendo mi propio destino, decidí intentarlo y llegar a la escuela lo antes posible.

Casi corrí por los pasillos para llegar a mi salón. Iba doblando en una de las ultimas esquinas cuando veo de reojo la silueta de dos personas situadas en uno de los pilares que daban en dirección al patio de la escuela. Reconozco esa cabellera rubia y me detengo para mirar detenidamente esas siluetas para verificar de quienes se trataban. Me acerco hasta tal punto de que logro identificar a Alisson y Anna.

Por alguna razón estaban muy cercas una de la otra, como si estuvieran contándose un secreto.

Me voy acercando hacia ellas y me detuve en seco en el momento que vi como Alisson se acercaba al rostro de Anna hasta besarla.

No podía creer lo que estaba viendo, no tenía sentido. ¿En qué momento esto ocurrió y no fui capaz de percatarme de ello? Tanto tiempo conviviendo con Alisson y no pude ver venir algo así.

Di un paso atrás, no quiera que ellas se percataran de mi presencia. Otro paso atrás.

Para mala suerte, mi sigilo fue en vano. Alisson fue la primera en girar hacia mí y decir mi nombre en voz alta, lo cual hizo que Anna también mirara.

Detrás de las escamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora