Capitulo 14

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   La sirvienta interrumpió el desayuno.

- señor Graf, los Cohen acaban de llegar.

  Mi padre levantó la mirada, mi madre giró la cabeza y puso los ojos en Hadassa.

- ¿esperabas visita cielo?

Las visitas improvisadas de los Cohen cada ves se volvían mas frecuentes, a mi madre era algo que le provocaba bastante ansiedad.

- no suegra - responde sonriente y se levanta de la mesa - con vuestro permiso saldré a recibirlos.

  Hadassa se comportaba como la señora de la casa, sonriente y a pasos aligerados camina hasta la puerta principal para darle la bienvenida a sus padres, mi madre camina detrás de ella pensando en lo mucho que le iba a costar darse cuanta que ahora, Hadassa, tanto como ella, eran dueñas de todo aquello, así que al final termina sonriendo levemente, entiendo al fin y al cabo que era situación que ellos mismos habían provocado. Hadassa abre la puerta y se enrolla en el cuello de su madre dándole un abrazo como si hubieran pasado muchos días sin verse.

- Sahamara - pronuncia su nombre la que ahora era mi suegra haciendo un leve gesto de saludo.

- Adaiah, no te esperábamos hoy por aquí - no duda en decir.

- mi marido tenía que venir hablar con Graf así que aproveche la oportunidad para venir a ver a mi princesa - le dice mientras la aprieta contra ella - la casa se me hace enorme sin ella - comenta mientras la rodea con los brazos. 

- Es importante que la recién casada se acostumbre a su nuevo hogar - dice sonriendo para quitarle seriedad al asunto.

- Bueno, no es nuestro caso querida, precisamente de eso viene hablar Cohen con tu marido - dice refiriéndose al importante apellido de su esposo.

- ¿de que? - pregunta mi madre con cara de asombro.

- pensamos abandonar Berlín en un mes.

  El mundo de mi madre se abrió bajo sus pies.

- por favor, toma asiento - invita mi padre al señor Cohen - ¿quieres algo de beber?

- un poco de café no estaría mal, me espera un día largo.

- claro - mi padre abre la puerta del despacho y grita el nombre de mi madre por el pasillo - ¡Sahamara! - Ella se acerca tambaleando hacia los lados a lo que el la socorre enseguida - Cariño, ¿estas bien? - le pregunta preocupado - estas pálida, ¿te encuentras bien? 

- ¿te ha dicho porque están aquí? - le dice mientras lo sujeta de las manos casi encajándole sus uñas sin querer.

- no - dice el negando con la cabeza.

- se van a ir en un mes, un mes, Graf, se acaban de casar, ni siquiera tenemos tiempo de disfrutar de ellos en casa, es demasiado pronto para que se vayan - responde casi llorando.

- sabíamos que eso pasaría Sahamara, conocíamos sus intenciones, ambos estuvimos de acuerdo en casar a nuestro hijo con Hadassa sabiendo que esto iba a llegar tarde o temprano, déjame hablar con Cohen, déjame ver que puedo hacer, pero 

- pero ...

- pero nada, ¿crees que quiero ver a mi hijo marchar? Ordena que nos sirvan café, vamos mujer, luego hablamos - le ayuda a ponerse recta - eres la señora Graf, es nuestro apellido lo que debemos mantener en alto Sahamara, en alto, y a salvo, y eso solo lo conseguiremos si sacamos a Asher de aquí. 

  Mi padre vuelve a entrar en el despacho donde mi suegro lo esperaba.

- Graf - dice poniéndose de pie - no vas hacer más judío que otro por quedarte aquí, ni mas patriota, ni mas hombre, no es de menos valentía tratar de salvar tu vida y la de tu familia, no son buenas las intenciones de Hitler con nosotros,  es nuestro deber como esposos y padres de mantener nuestra familia unida y a salvo, esta todo arreglado para marchar en un mes. 

La casa de los prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora