El auto estaciono frente a la casa de los Cohen y ellos no dudaron enseguida en recibirnos en su enorme portal, rodeado de un césped verde que parecía artificial y hermosos rosales perfectamente cuidados, cualquiera diría que la señora Cohen y mi madre competían por ver quien tenía el mas bonito jardín. Entramos en la enorme casa, algo mas grande que la nuestra, antes de entrar, justo al lado derecho de la puerta adherido a la pared, besamos la punta de nuestros dedos y después tocamos la Mezuzá, era costumbre hacerlo siempre que entrabamos o salíamos de alguna casa o sitio judío, era un pergamino escrito con dos versículos del Torá guardado en un receptáculo de madera.- feliz Sabbat - saludo así la mujer de la casa a mi madre y de la misma forma ella lo hizo también.
El Sabbat es el día de la semana sagrado para los judíos, comienza en el atardecer del viernes y finaliza el sábado, familias y amigos se juntaban para recibir el Sabbat después de un día duro de trabajo limpiando y cocinando en las casas judías, minutos antes de la puesta de sol recibíamos el Sabbat con el rezo de bienvenida y cantos, después, los maridos llenaban de alabanzas a sus esposas por todo el trabajo que hacían durante la semana, por eso para ese día ellas lucían perfectamente hermosas.
Aun yo no había visto a la joven en cuestión, estaba seguro que aquella invitación no era solo por tradición ni mera formalidad, algo se escondía detrás y no era para nadie un secreto que ambas familias querían unirse. En la religión Judía nadie te podía obligar a casar, aunque sinceramente yo creo que eso es solo el enorme cartel que utilizan para que no los tachen de lo que no les gusta, yo no estaba allí por voluntad propia.
Después de entrar en la casa y estar ya sentados en la mesa redonda repleta de platos cubiertos de deliciosa comida judía y debajo de lámparas enormes colgando encima de nuestras cabezas, aparece la preciosa hija de los Cohen, ¿dije preciosa? si, claro, ser gay no significaba ser ciego, y era evidente que la joven era realmente hermosa. Cabizbaja y sumisa, andando lentamente por el enorme pasillo, como si quisiera darme el tiempo suficiente para que admirara su inigualable belleza, se sentó frente a mi, pero estoy casi seguro que ni siquiera me vio, no levantaba la mirada del plato, y después de acabar de comer, fuimos al salón donde poco mas tarde entro con una bandeja de plata para servir el té.
Su padre, el señor Abraham se inventó una excusa para ocupar a mi padre en algo fuera del lugar, y la señora tenia nuevas joyas que enseñarle a mi madre, todos desaparecieron del salón en un momento y nos dejaron solos a Hadassa y a mi, ella no hablaba, solo me miraba y sonríe sonrojada, creo que le gustaba y eso no me convenía, quería que estuviéramos en igualdad de condiciones, si ella quisiera casarse sería un problema para mi.
- piensan que no sabemos porque hacen esto - le dije para cortar el hielo un poco, ya que la situación se me hacía bastante pesada, pero la joven seguía sin decirme nada - ¿eres consiente de que estoy aquí porque desean casarnos? - le insistí a ver si reaccionaba pero ella seguía con su cabeza baja sin decir ni una sola palabra, incluso me recordaba hasta a mi en algunas ocasiones.
- ¿y es que acaso tu no quieres? - pregunto aun desde su posición y con la mirada aun abajo.
- puedes mirarme - le dije, y ella obediente levanto la mirada - ¿tu te quieres casar? - le pregunté, pero ella no respondió - yo no quiero - me atreví a decirle y me recosté en el asiento hacia atrás y entonces aquello parece que al final llamó su atención. La joven levantó de golpe la mirada y me miró abriendo los ojos de par en par, parecía aterrada - ¿estas bien? - le pregunte preocupado.
- no sabes lo que estas diciendo - al fin me respondió.
- ¿de verdad quieres casarte con un desconocido? - le pregunté - no sabes nada de mi, ¿Cuántas veces nos hemos visto? ¿dos, tres?
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La casa de los prohibidos
RomanceAsher es hijo de una importante familia Judía en la Alemania Occidental ante de la llegada de los nazis. En el tiempo en que sutilmente es obligado a casarse con Hadassa, Asher conoce a Alexander un joven guapo alemán que le mostrará que la vida no...