Casi Humana

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Effimia Trinket se encontraba exhausta, lo cual hacía aún más molesto el no poder conciliar el sueño.

¿Era el ruido del tren al avanzar furioso rumbo al Capitolio? ¿El llanto de la niña que había cosechado esa mañana (¿Emily? ¿Emma?), aún presente en su cabeza...?

...O quizás aún no se había acostumbrado a dormir en una cama ajena...

Si, probablemente era eso último.

No importaba el porqué, solo sabía que era fastidioso.

En la mañana tendría unas ojeras de pesadilla, las cuales tendría que cubrir con aún más maquillaje del normal, mismo que, ahora que tenía 21, se asentaba en sus pocas, pero existentes, arrugas, haciéndola ver aún peor. No podía verse aún peor. No que fuera hacer mucha diferencia en su posición, pero cualquier punto a su favor era algo que quería conservar. No podía ser una fea escolta, eso jamás. Mucho la afectaba su distrito y sus tributos llorones para agregarle más a su incompetencia.

Ella se había graduado de la Academia y había decidido dedicarse a la farándula, a la comunicación. Y siendo los Juegos del Hambre el evento más importante de Panem, fue un honor para ella cuando le ofrecieron el cargo de escolta, incluso si era para el peor distrito.

"Uno empieza desde abajo" pensó, queriendo ser optimista, "Seguro el año que viene me cambian a uno mejor". Tenía 18 años, era joven, bella, y optimista. Ellos lo notaron, y le vieron la cara de tonta. El año que había creído que pasaría se habían vuelto 3 años, y empezaba a creer que no la moverían jamás.

¿Sería la incapacidad del 12 lo que la estancaba? No que ella culpase a las criaturas, desde luego. Esos niños no tenían culpa de nada. Más bien, eran víctimas. Su corazón siempre terminaba conmoviéndose, cosa inconveniente cuando eran ellos quienes solían morir a los 5 minutos de estar en la arena. Y de eso, gran parte de la culpa recaía en su mentor, Haymitch Abernathy, quien parecía más preocupado en cómo acabarse el alcohol del bar antes que Chaff que en aconsejar a los pequeños.

Eso, en conjunto con sus malos modales, actitud hostil, y el haberle vomitado en los zapatos el primer día de conocerse, lo había hecho detestable para ella.

¿Cómo demonios había ganado sus juegos ese inútil? ¿Es que no recordaba la sensación de ser tributo, temeroso por tu vida? ¿Qué tan negro debe ser tu corazón para no sentir empatía de tu propia gente?

Gustasen o no sus modos, sofisticar a esos niños en la vida pública que se exigía a un candidato para vencedor era lo mejor, sino es que lo único, que ella podía hacer por ellos en su posición. Ella no tenía idea de pelea: solo conocía lo crucial que eran las apariencias en su hogar, con su gente. Debía poder dar más del 100% en su trabajo si quería compensar la ausencia de un mentor capaz, aunque fuera en lo mínimo: la atención.

Aunque claro, él no lo veía así.

A cómo él veía las cosas, ella ni siquiera podía opinar algo, por ser "Capitolio".

Pero ahora tenía algo en común con él: necesitaba un trago.

Un poco de Posca antes de dormir junto a sus sedantes la tendrían noqueada en menos de una hora, solo quedaba ir al bar por aquella copa. El bar era territorio de Abernathy, y a él no le haría gracia que fuera a su territorio...

...Pero eran las 3 de la mañana: seguro ya se había ido a acostar, sino es que yacía inconsciente en algún punto del tren.

Una ida rápida no le haría daño a nadie: él no la notaría y ella podría dormir unas horas antes de volver al itinerario.

Decidida, se levantó de la cama, y tras cubrirse con una enorme bata, se dirigió al vagón-bar que tanto evitaba. Por la hora, la oscuridad y las prisas en general, ni siquiera había intentado hacer algo por su apariencia, la cual seguro era deleznable sin sus coloridas pelucas que daban brillo a su apagado ser o sus maquillajes favorecedores. Vamos, que incluso el camisón que llevaba tras la bata, suelto y de un suave color malva, era vulgar y revelador en el sentido menos favorecedor de la palabra para una lencería, pegándose a su menudo cuerpo como una segunda piel colgante.

Casi Humana - Hayffie One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora