"Mantente en contacto", le dijo.
La besó una vez, en la mejilla, como lo haría un buen amigo, descripción que encajaba bien con la relación poco convencional que Haymitch y ella habían forjado durante poco más de una década.
La besó una segunda vez, en los labios: no era la primera ocasión, pero nunca antes lo había hecho a plena luz del día, sin esconderse, y a diferencia de los otros besos robados a lo largo de su carrera en los Juegos, ahora sentía la certeza de que aquel había sido el último, la despedida, a pesar de sus palabras. "Mantente en contacto", le dijo, pero Effie sabía que Katniss y Peeta, sus vencedores, lo necesitaban más que ella, quien poco o nada podía hacer para ayudarlos. "Mantente en contacto", dijo, pero después de que las semanas se convirtieron en meses sin una llamada de Haymitch, de ninguno de ellos, Effie comenzó a pensar que tal vez eso era lo mejor, que se convirtieran en extraños cuya voz reconocería en cualquier lugar...
La vida no fue más dulce para ella una vez de vuelta al Capitolio de la posguerra, pues era odiada tanto por los líderes rebeldes como por los del Capitolio: los primeros porque era del Capitolio, y los segundos por haber "simpatizado con el enemigo" durante su tiempo en el Distrito 13. Los pocos amigos que todavía la consideraban lo hacían bajo el autoengaño de que ella había sido forzada de algún modo a colaborar con los rebeldes: Effie ya había explicado muchas veces que no fue el caso, pero ellos fingían no haberla escuchado y cambiaban de tema con rapidez. No los culpaba: ellos hacían lo que podían para justificar el no odiarla a pesar de haber hecho todo lo que su cultura encontraba reprobable, por tanto, era evidente que sus métodos carecían de lógica...
-Créanme, la única que odió estar en el 13 más que yo fue Katniss: nadie estaba allí por gusto- comentó mientras terminaba su copa de vino, incomodando un poco a su compañía-. Nosotras, o quizás Annie Cresta: odió cada instante bajo tierra, y juraba que querían matarnos a todos...- "Y lo peor es que no se equivocó ", pensó, aunque prefirió no decirlo.
Con el pasar del tiempo, las cosas poco a poco volvían a la "normalidad" en el Capitolio, o al menos entre aquellos que no eran perseguidos por los rebeldes debido a su colaboración directa con crímenes del Capitolio. Effie se había salvado de esos cargos debido a sus vencedores del Distrito 12, quienes no la abandonaron hasta asegurarse de que nadie reclamara su cabeza bajo el pretexto de "hacer justicia por los niños que cosechó", aunque el resto de sus compañeros escoltas no podían presumir lo mismo: con suerte recibirán castigos leves, acordes al crimen que cometieron: solo seleccionaron un papel entre miles, no mataron a nadie.
-Eso no lo dudamos, por algo terminó matando a quien mató...- Dolly, una de sus amigas más cercanas desde la Academia comentó con cautela, y aunque para Effie fue evidente su curiosidad sobre el motivo de esa acción, la verdad era que ella tampoco lo sabía: Alma Coin no fue alguien que le agradara, pero incluso ella se sorprendió cuando eligió dispararle en vez de a Snow, el asesino de su hermanita.
-Solo sé que estoy de acuerdo con el Sinsajo: su razón tuvo- sus amistades no dijeron nada y al poco tiempo se excusó en el cansancio para retirarse antes que el resto. Por más que los apreciaba eternamente, ya no se sentía parte de ellos
- ¿Y qué con el viejo, Effimia? - Dolly, quien se ofreció a acompañarla mientras esperaba por un taxi y la única en saber, aunque sea un poco de su extraña relación Haymitch, le preguntó expectante, aprovechando que se encontraban solas. Effie se encogió de hombros, evasiva: no había nada que decir, nada nuevo había ocurrido.
-Nada, Dorothea: él volvió a su casa, o lo que queda de ella, y yo hice lo mismo. Nada dura para siempre, y no es que lo viera tan a menudo: vernos solo era algo que pasaba todos los años en el verano, por los Juegos que tanto odió toda su vida- trató de convencerla con argumentos lógicos, pero ni ella misma creía sus palabras, no del todo-. Él y los niños deben retomar su vida, y yo también- concluyó tajante, y aunque Dolly pareció confundida por unos instantes sobre a cuáles niños se refería, no tardó en atar cabos de que se trataban de los Trágicos Amantes del Distrito 12, sus niños, de ambos. Siempre odió la idea de maternar, pero de alguna manera preocuparse por esos niños y quererlos se había vuelto tan automático como respirar, y por más que fuera muy a su modo, sabía que Haymitch sentía lo mismo...
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Casi Humana - Hayffie One-shots
FanfictionElla, una chica del Capitolio. Él, el único Vencedor vivo del 12. Nada en común, solo su papel en los Juegos... ¿O no?