Hola, extraña

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"Mantente en contacto", le dijo antes de pensarlo mejor, y si bien no se arrepentía, había demostrado ser inútil. Effie había vuelto a su lugar, y era lo mejor: su extraña simbiosis había ido en contra de todo pronóstico racional y, como todas las cosas raras en la vida, había estado destinada a terminar desde el principio.

En todo caso, estaba agradecido de que ambos lograran separarse en una sola pieza y en paz, pues su contribución a la rebelión le concedió un deseo: su protección. Effie estaría a salva donde fuera, y también los muchachos, a pesar de sus múltiples heridas, así que todo estaría bien: ella sería libre de hacer lo que quisiera sin las consecuencias de la guerra sobre sus hombros, Katniss y Peeta eventualmente encontrarían el camino hacia la paz juntos, y él regresó a su antigua casa, finalmente libre de los juegos, libre para seguir viviendo por su cuenta, solo...

Estar solo nunca le había asustado, ni siquiera antes de estarlo. En todo caso, no tener miedo de terminar solo había sido un pensamiento inquietante durante su juventud, cuando se preguntaba si estaría roto por pensar de esa manera: no es que no hubiera tenido pesadillas sobre perder a sus seres queridos, pero esos sueños se centraban más en la injusticia de sus muertes que en cómo sería su vida una vez que se hubieran ido. Sufrió su pérdida, la vida lo sabía, pero al mismo tiempo, sus muertes le dieron la razón: no había muerto en cuanto se fueron, podía estar solo.

Todo a quien amó murió cuando más los necesitó, pero la vida siguió, estuviera preparado o no, así que decidió seguir adelante sin importar el medio, o el costo. Tuvo que elegir entre morir trágicamente joven, bajo sus términos, o vivir lo suficiente para convertirse en su peor pesadilla: tuvo clara la respuesta en el momento en que se dio cuenta de que su muerte era precisamente lo que Snow quería. En todo caso, Haymitch siempre encontró cierta satisfacción al demostrar que estaba equivocado: ni con todo su poder podía controlarlo todo, menos a las personas de los distritos, y mucho menos si su intención era someterlo a él, quien sin nada que perder o ganar se conformaba con llevarle la contraria hasta la muerte.

Ese esfuerzo por demostrar que Snow estaba equivocado durante mucho tiempo implicó hacer todo lo posible para traer de vuelta vencedores de su distrito, pero más temprano que tarde se dio cuenta de que era inútil: los niños no eran lo suficientemente fuertes, e incluso si lo fueran, la arena siempre encontraba una manera de matarlos cruelmente, incluso cuando la suerte elegía estar de su lado.

Con el paso de los años, notó un patrón tanto en él como en sus compañeros vencedores: cada vez que se portaban mal, sus distritos pagaban de alguna manera, ya fuera con muertes extremadamente cruentas para los niños cosechados ese año, o bien, con el endurecimiento de las leyes locales y aumento de ejecuciones públicas. Fue entonces que decidió parar de empeorar su situación con su rebeldía: cualquiera que fuera el odio que tuviera hacia él o hacia su distrito, o hacia ambos, que impulsaba lo que parecía hasta un ataque directo, podía ganarlo.

Haymitch empezó a ahogar su conciencia en el alcohol como le había enseñado su padre en la niñez mientras dejaba morir a los niños cosechados, porque aquello era mejor que empeorar la de por sí precaria situación de su distrito: entre aferrarse a la falsa esperanza de lograr regresar con bien a un niño a su hogar, o procurar un poco el bienestar del pueblo que lo vio crecer, elegía lo segundo, pues a diferencia de los demás distritos llenos de vencedores favorecidos, al 12 no lo cuidaba nadie...

Siguió viviendo a pesar de todo, bebiendo su miseria y manteniéndose al margen de la percepción que la gente tenía de él hasta que un día dejó de costarle entrar en su papel de borracho indiferente: tal vez parte de él que siempre había sido distante con los sentimientos u opiniones de los demás, aquella que temía perderlo todo otra vez, había encontrado algo de consuelo en su soledad, pues de ese modo no podía ser rechazado o abandonado. Siguiendo la lógica de ese pensamiento, si la gente resultaba herida cuando estaba cerca de él, tal vez era mejor permanecer solo...

Casi Humana - Hayffie One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora