Cap 3. Agujero Negro

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-Finnick Odair-

-...- !¡

Todo el distrito guarda silencio ante la voz de Tedlius, es como si repentinamente el mundo hubiera perdido parte de su color y tambien todo su dulce sonido. Vuelvo a mirar a mi hermano y noto que esta a punto de desmayarse, Finnick aún se encuentra junto a el y esta mas pálido que el papel. En los momentos siguientes noto como su mirada se endurece y avanza al estrado con la cabeza en alto y por unos segundos casi puedo notar un instinto asesino en el; no puedo apostar a que ganara, pero si que hará todo para volver a casa, se lo debe a Nate. El sube junto a Amy y se dan la mano, mi hermano sale corriendo y evade a los agentes de la paz que intentaron detenerlo, los señores Odair parecen destrozados mientras que la mirada de su único hijo recorre la multitud, deteniendose inexplicablemente en mis ojos; el sonrie y yo asiento con la cabeza, me suelto de mi madre y corro tras mi hermano. Noto como me llaman pero no me detengo, ya que esos ojos del color del mar me siguen y se que de alguna manera el me pidio que cuidara de Nathaniel; aunque no entiendo sus motivos para encargarmelo ya que de cualquier manera lo haría. Volteo una última vez antes de perderme en el Distrito y noto que estan apunto de llevarselos, tengo unos minutos para encontrar a mi hermano y llevarlo al edificio de justicia, un solo instante de tiempo antes de que el chico que aún esta parado frente al escenario desaparesca para siempre.

Realmente no se como logro dar con el, ya que sus piernas son mas largas y tiene una mayor resistencia, mas no puedo reprimir el suspiro de alivio que se me atasca en la garganta cuanto veo su marcada figura a unos cuantos metros de mi. No tengo tiempo que perder y obligo a mis pies correr a una velocidad que hasta a mi me llega a impactar, chocando con la suave espalda de mi hermano cuando el se detiene distraído por el sonido de mi carrera; me ve a los ojos durante unos cortos instantes y niega con la cabeza, totalmente destrozado y con sus lágrimas aún brillando sobre sus mejillas enrojecidas.

-No Annie,no me obligues a ir, no podría despedirlos...a ellos no-

Entiendo lo que quiere decirme, ya que a le tocó despedirse de nuestro hermano mayor cuando aún era un niño, aprieto mis puños y lo miro con dureza esperando que entienda la muda petición que me hizo el chico que minutos antes estaba parado en el estrado de la plaza de nuestro distrito, siguiéndome con sus imposibles ojos del color del mar mientras yo corría para buscar a la única persona que lograría mantener su entereza en toda esta locura. Sabía que Finnick me había pedido que buscara a Nate para que mi hermano le diera la fuerza que necesitaba para poder cumplir con su cometido, en vez de para torturarlo hasta el último momento como al parecer creía el chico de cabellos oscuros que se encontraba frente a mí.

-Nate...-

Le hable con dulzura y con fuerza, esperando que el viera en mis ojos y en mis palabras aquello que no podía expresar de una manera sincera sin herir mis propios sentimientos. Los pensamientos se agolpaban en mi cabeza y me movían el mundo de maneras siniestras y escalofriantes mientras mi mente de niña trataba de enfrentarse a lo desconocido, de la misma manera en la que el presidente y su capitolio le había robado la infancia a mi hermano me la estaba robando a mí; lagrimas cristalinas comenzaban a bajar por mis mejillas y los fuertes brazos de Nathaniel me rodearon cariñosamente, envolviéndome con todo su calor y seguridad.

-Solo porque ustedes me lo piden-.

Escuchar su voz tan segura y tranquila me sorprendió, provocando una sonrisa triste en mi rostro, más al recordar el poco tiempo que nos quedaba para salir corriendo de aquel desolado lugar y llegar hasta el edificio de justicia me hizo reaccionar, tome a mi hermano mayor de la mano y sorteando todos los obstáculos que se interponían entre aquellos chicos y nosotros logramos llegar casi con los segundos contados.

Solo un juego masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora