Eʟʟᴀ sᴇ ᴄᴏɴᴠɪʀᴛɪᴏ́ ᴇɴ sᴜ ᴊᴜɢᴜᴇᴛᴇ ʏ sᴜ sᴀɴɢʀᴇ ᴇɴ sᴜ ᴏʙsᴇsɪᴏ́ɴ.
Nunca había visto sangre tan roja de un color tan intenso y llamativo con un aroma exquisito.
Quiero cortar tu piel tan pálida como la nieve.
La sensación de ver correr tu sangre en mis...
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Luna Bennett
Horas y horas... Llevó horas aquí.
Estoy sentada abrazando mis piernas en el rincón de ésta habitación oscura. Estoy llorando y no he podido parar de llorar. Estoy demasiado asustada.
Tengo miedo porque no sé qué más atrocidades es capaz de hacerme ese loco.
Mi cuerpo quedó hecho una mierda, lleno de sangre, cortes profundos y golpes. No sé dónde se haya metido ese maldito loco y no saber dónde está me provoca ansiedad y miedo.
Mi corazón saltó asustado al escuchar pisadas afuera del cuarto. Gateé hasta la puerta y puse mi oreja en la puerta para escuchar mejor, oigo que susurra cosas que no entiendo y luego se ríe bajito.
—Loco.—Susurré bajito despegando mi oreja de la puerta.
Rápidamente, me puse de pie cuando lo escuché abrir la puerta y me eché en la cama fingiendo estar dormida. Entró y luego cerró la puerta detrás suyo. Lo sentí sentarse en la cama y también puedo sentir su mirada pesada sobre mí, cosa que me hizo temblar levemente.
—Luna, ¿Estás dormida?—Susurró muy cerca de mí.—¿O te estás haciendo estúpida para no verme?—Eso sonó más como afirmación que como una pregunta. Seguí fingiendo estar dormida y traté de regularizar mi respiración para que se note que efectivamente estoy dormida.
Ésto fue imposible cuando lo sentí recostarse a mi lado, olfateó mi cabello, pasó su lengua por mi cuello y acarició mi rostro. Quiero llorar por sentir sus caricias sobre mi piel, no soporto que me toque, me dá mucho miedo. Mordí mi labio para evitar soltar algún sollozo.
—¡Ay!—Brinqué de la cama al sentir su cuchillo rozar mis piernas.
—¡Sabía que estábas despierta!—Exclamó victorioso.
—¡Estaba dormida y tú interrumpiste mi sueño!—Lo señalé acusatoriamente con mi dedo.
—Cuida tu tono de voz pequeña. A mí me debes hablar con mucho respeto.—Dijo con un porte arrogante.
«Ahora que me doy cuenta; Hoy no trae puesta su máscara fea».
—¿Y si no? ¿Qué me harás?—Pregunté retándolo.
—Te cortaré la lengua y te sacaré esos bellos ojos que tienes para admirarlos sólo yo, y que estos me miren sólo a mí.—Me sonrió retorcidamente tras decir aquéllo y eso me produjo escalofríos.
«Lo mejor será obedecer, por ahora».
Lo miré con detenimiento; Su rostro es espantoso y tétrico que asustaría a cualquiera. Tiene una mirada penetrante y cargada de odio, admito que tiene unos bellos ojos azules, pero sus ojeras le quitan lo bello. Se nota que éste loco nunca duerme.
