Eʟʟᴀ sᴇ ᴄᴏɴᴠɪʀᴛɪᴏ́ ᴇɴ sᴜ ᴊᴜɢᴜᴇᴛᴇ ʏ sᴜ sᴀɴɢʀᴇ ᴇɴ sᴜ ᴏʙsᴇsɪᴏ́ɴ.
Nunca había visto sangre tan roja de un color tan intenso y llamativo con un aroma exquisito.
Quiero cortar tu piel tan pálida como la nieve.
La sensación de ver correr tu sangre en mis...
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Luna Bennett
Ahí estaba Bloody Painter mirándome por el reflejo del espejo.
«Helen, detente, por favor».
—Hola, Luna.—Quiero creer que estoy alucinando, pero no es así. Él está detrás de mí para atacarme.
—Helen... No...—Lo miré en el espejo con lágrimas en mis ojos por el miedo.
Él se ríe de mi miedo.
—¿Tienes miedo, Luna?—Preguntó con burla mirándome por el espejo.
—No te tengo miedo, infeliz.—Revelé mirándolo a los ojos.
—Pequeña mentirosa.—Dijo entre risas, eso me hizo sentir débil.
Me sostuve con fuerza del lavamanos cuando él rodeo mi cintura desde atrás y acarició suavemente mi vientre. Siento mucho miedo tenerlo tan cerca de mí y que me toque de ésta manera. No me gusta.
Se dedicó a dejar besos suaves en mi nuca y hombros. Ésto provocó temblores en todo mi cuerpo.
—No... Detente... Déjame ir...—Ruego cerrando con fuerza mis ojos y a la vez se me escapan unas pequeñas lágrimas.
Me giró bruscamente poniendo su cuchillo en mi garganta. Su rostro luce más pálido y ojeroso de lo normal.
«¿No ha dormido?»
—Luna, te he extrañado. Regresa conmigo, por favor.—Pidió con una voz muy fingida y falsa.
Está mintiendo, lo sé.
—N-No... Déjame tranquila, por favor.—Comencé a hipar del miedo.
—Te necesito, pequeña. Si no vuelves conmigo asesinaré a Nadia.—Su boca se estiró hasta formar una sonrisa tan larga y escalofriante.
—A ella no la metas en ésto.—Le advertí tratando de mostrarme amenazante para que me tome en serio. No debo demostrarle ni una pizca de miedo o se aprovechará de mí.—Mátame a mí, pero a ella no la toques, ni te le acerques—.
—A tí te necesito. No sé por qué no puedo matarte, maldita Luna.—Masculló entre dientes, perforando la piel de mi cuello con su cuchillo.—¿Qué me hiciste, maldita?—
—Me lastimas.—Susurré llorosa.
Su brazo rodeó posesivamente mi cintura para apegarme más a su cuerpo y besó con ferocidad mi cuello sin dejar de amenazarme con el cuchillo.
—¡Nunca vuelvas a tocarme un sólo cabello! ¡Que asco me dás!—Exploté dándole un puñetazo y apartándolo de mí.
Corrí hasta la puerta de los baños para salir de aquí, pero antes de que pudiera salir, Helen me alcanzó y estrelló su mano en la puerta impidiendo mi escape. Me giré bruscamente a verlo y agarró mi antebrazo con fuerza haciéndome daño.
