𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐓 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃, 𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐓 𝐘𝐎𝐔┃Bloody Painter

ᏟᎯᎮᎥ́ᎿᏪႱᏫ 11

Éste capítulo contendrá escenas incómodas para algunos lectores. No se busca incomodar, ni ofender a nadie.

Luna Bennett

Me desperté con un dolor de cabeza terrible. Abrí los ojos y poco a poco mi vista se fue aclarando. Traté de moverme, pero estoy atada a una silla de todas mis extremidades.

«¡Mierda! ¿¡Qué planea hacerme ese maldito infeliz!?»

—Veo que has despertado, mi hermosa Luna.—Lo escuché hablar burlón desde alguna parte del cuarto.

—¡Déjame ir! ¡Suéltame, por favor!—Supliqué moviéndome bruscamente en la silla.

Salió de la oscuridad con su típica máscara en la cara. Me removí con más violencia en la silla al verlo venir hacia mí.

—Entérate, me perteneces. Quiero tu sangre pura, quiero sentir el placer al cortar cada parte de tu cuerpo.—De una patada tiró la silla y caí duramente al suelo. Me desató de la silla y jaló bruscamente mi cabello.—¡Obtendré hasta la última gota de tu sangre!—

—¡Estás enfermo! ¡Suéltame, desgraciado!—De una manera tonta intentaba abrir la mano de Bloody Painter con mis dedos para que suelte mi cabello o que de menos afloje su agarre porque en serio me está lastimando. Pero mis manos sudan tanto por el miedo que fue imposible.

Me sacudió con violencia sin soltar mi cabello y me arrastró por el suelo como un saco de papas.

—¡Te daré una buena lección, maldita perra desobediente!—Me obligó a ponerme de pie para hacerme quedar de frente con él sin soltar mi cabello. Me dió tres sonoras cachetadas y volvió arrojarme al suelo.

Pateó mis costillas y haciéndome soltar un grito desgarrador. Lloré, supliqué e imploré para que se detuviera, pero mis súplicas fueron ignoradas.

—¡Ésto es para que aprendas estúpida! ¡Tú nunca me dejarás más que muerta!—Me pateó de forma reiterativa y sin piedad mientras permanezco tirada en el suelo.—¿¡Entendiste, niña idiota!?—

Me convirtió en un saco de boxeo repartiendo patadas y puñetazos en todo mi cuerpo.

—¡Te lo ruego, por favor! ¡Detente, ya déjame en paz! ¡Alguien que me socorra! ¡Ya no me pegues, por favor! ¡No volveré a escapar!—Ruego como mi última esperanza mientras me cubro con mis brazos de sus patadas y golpes.—¡Dios mío, te lo suplico! ¡Ya no me hagas más daño! ¡Auxilio, por favor! ¡Ten piedad!—

—¡Debería matarte ahora mismo para que entiendas! ¡Muerta sólo te quedarás conmigo!—Paró de golpearme mientras yo agonizaba ahí tirada en el suelo, respirando con mucho esfuerzo.

Expulsé un poco de sangre, dando paso a un sonoro quejido.

Él gateó hasta mí mientras trato de moverme y alejarme de él. Me ha golpeado muy fuerte.