Cap. 4: Nuevas sensaciones.

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Día: 2

Ya hacía años que no despertaba tan temprano, tenía la costumbre de despertar pasadas de las once del día solo para procrastinar un poco y después atender a las personas que ocupaban de su ayuda.

Pero en aquella ocasión quería prepararle el desayuno a John antes de que se fuera al trabajo, había leído en alguna página de internet que aquello era un detalle que la mayoría de las parejas apreciaba y les encantaba. Esperaba que John apreciará aquel acto, pues se había esforzado bastante en no quemar la cocina y salir sano y salvo.

Miro el reloj de su teléfono y celular y noto que faltaba una hora para que su amigo se fuera al trabajo, suspiro y camino hasta la habitación donde dormía el médico. Tocó ligeramente la puerta para asegurarse de que esté aún seguía dormido, al no recibir respuesta entro por completo a la habitación.

Observo con detenimiento las facciones relajadas de su compañero, incluso estando dormido se notaba que fruncía levemente el ceño. Sonrió de lado al notar aquel pequeño detalle. Acercó su mano hacia los cabellos rubios y despeinados para tocarlos, sintiendo su suavidad.

Jamás había tenido aquel tipo de contacto con él, le parecía raro, no lo podía negar, pero... Si era sincero, le encantaba aquel experimento, le traía nuevas sensaciones, nuevas experiencias, nuevo conocimiento en una área donde él es un complemento inexperto. Dejándose llevar un poco más acercó su mano a la mejilla de Watson, acariciando con suavidad, apenas rosando las yemas de sus dedos con la piel ajena.

Era suave la piel, era agradable al contacto...

Al notar que su amigo comenzó a removerse, reaccionó, comenzándolo a despertar llamándolo por su nombre. — John... John.

— hum... ¿Qué demonios? — Hablo adormilado, costándole abrir los párpados por el sueño. — ¿Hay algún caso?

— No. Pero te he preparado el desayuno antes de que vayas al trabajo. — Dicho eso dejo la habitación, dejando confundido a un somnoliento John.

— ¿Me preparo el desayuno?—

Cuando bajo, noto que había un ligero aroma a quemado, pero aún así ganaba más el aroma a mermelada de frambuesa y pan. John antes de entrar a la cocina noto que está estaba limpia, incluso la mesa por fin estaba despejada y libre de los instrumentos de química que Sherlock utilizaba. Solo se encontraba su desayuno y una flor que seguramente pertenecía de las macetas del vecino. 

— ¿Café o té?—

La voz del rizado lo asusto, dando un pequeño brinco. — Dios... Que susto. — Soltó, pegando su mano izquierda al pecho. — Eh... Café, si, café.

— ¿No te vas a sentar?—

— Oh, si... Claro.— Realmente se sentía raro. Llevaba tiempo sin despertar y ya tener el desayuno hecho. Desde que dejo la casa de sus padres, para ser exacto.

Tal vez la señora Hudson a veces les preparaba el desayuno a Sherlock y a él, pero esto era completamente diferente. Su compañero lo había preparado especialmente para él, incluso lo fue a despertar, ¡había limpiado la cocina y le había regalado una flor! Demasiados detalles proviniendo de su sociopata amigo.

— No tiene nada la comida, puedes comer con total tranquilidad.— Comento al ver como su amigo miraba detenidamente el plato.

— En Baskerville fue todo lo contrario...— Dijo con una pequeña sonrisa en sus labios.

— Solo quería comprobar una cosa.—

— Me pudiste haber drogado, Sherlock.—

— Pero no lo hice.—

El trato de los 15 días. [Johnlock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora