Igual que yo

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Capitulo 1

Realmente odio mi vida en estos momentos, me arrepiento completamente de todas las decisiones que e tomado a lo largo de mi vida, sigo escapando del fuerte retumbar de una ráfaga de balas siendo disparadas de sus cañones, un estruendo que me hace temblar, estoy seguro que además de el sudor que escurre por mi frente la sangre se mezcla junto al agua de lluvia que cae en forma de tormenta manchando mi uniforme.

No saldré vivo de aqui, de eso estoy seguro, aun recuerdo el momento exacto en el que mi pelotón fue atacado, el sargento al mando fue el primero en caer cuando los enemigos nos rodearon, el sonido incesante de la histeria colectiva de mis compañeros que eran eliminados uno a uno me hicieron aferrarme a mi arma con fuerza y salir huyendo de ahí, soy un completo cobarde.

Ni siquiera recuerdo hacia que dirección hui, estaba tan aturdido que no recuerdo cuando comenzó a llover, todo fue tan rápido que no sentí cuando o de donde una bala atravesó mi torso, es seguro que si no miedo desangrado moriré de miedo, soy un competo cobarde, abandone a mis compañeros a la primera oportunidad, el arrepentimiento recorre mi garganta en forma de bilis que quiero vomitar, me lamento de todo, maldigo mi libre albedrio por inscribirme a aquella campaña de reclutamiento, pero necesitaba el empleo y mi necesidad tan grande que olvide que soy un completo cobarde.

Decir que estoy asustado es poco, la lluvia, el fango, la sangre, el sudor, ¡todo! me impide concentrarme a donde voy, solo dejo que mis pies se muevan solos, y se calman al notar el sonido de la guerra apagarse a lo lejos siendo remplazado por un zumbido en mis oídos, mis pulmones pueden volver a respirar, no tengo idea de donde estoy, ¿es un bosque?, no lo se, estoy en un lugar desconocido, mierda ni siquiera estoy en mi propio continente.

Necesito descansar, limpio el sudor de mi cara y noto a lo lejos una pequeña construcción, parece ser una casa de aspecto rural, el sol esta por desaparecer y la lluvia aun sigue cayendo, me escabullo por la entrada de la cocina, a pesar de estar inhabitada, el interior me da una idea de lo que paso en este lugar, es como si la gente que vivía aqui hubiera salido de viaje y dejaran todas sus cosas para su regreso, un regreso que nunca ocurrió, sin duda una de tantas familias que tuvieron que abandonar su hogar por la guerra.

La adrenalina abandona mi cuerpo dejándolo exhausto, este lugar se siente tan tranquilo que siento que podría dormir, aun que es probable que los efectos del desangrado por mi herida de bala me están haciendo perder el conocimiento, quiero dormir, mis manos se relajan soltando el arma que llevaba.

No se cuanto tiempo dormí, me despierta una ligera brisa frente a mi, es cálida, abro los ojos adaptándome al cambio de luz, y ahí lo veo una figura extraña frente a mi, mirando con atención, unos ojos bicolor parpadean,  uno es color ámbar y el otro verde olivo, que contrastan en su piel pálida adornada de pecas alrededor, ¿acaso estoy alucinando producto del desangrado?, si te soy honesto siento que estoy viendo a un ángel frente a mi o eso es hasta que mi vista se aclara y veo que es un soldado, sostiene su arma en el costado y lleva su respectiva banda de identificación en su brazo, es la banda con el escudo del ejercito enemigo.

El miedo vuelve a inundar mi cuerpo, así que, ¿es así como moriré?, como una maldita presa herida escondida en una madriguera, no puedo ni tener una muerte digna, moriré como lo que soy un cobarde. No, no puedo irme de este mundo sin pelear, sostengo mi arma con fuerza apuntándola frente a mi,  miro bien a la persona, es un chico alto quizá de mi edad, esta de cuquillas, se asusta ante mi repentina acción, mi arma esta vacía desperdicie mi ultimo cartucho hace horas, la impotencia llena mi cabeza se lo que pasara usara su arma para dispararme, quiero llorar, tengo un arma en mis manos sin embargo no me sirve de nada, mi cuerpo tiembla y las lagrimas escurren por mi cara, a pesar de intentar con todas mis fuerzas retener mis emociones e llegado a mi punto de quiebre, el reacciona saliendo de su trance de sorpresa, cierro los ojos con fuerza esperando el sonido de la bala disparándome, pero no lo hace.

Ni aunque grites te entendereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora