˚ ִֶָ 🗝️ ♡︎ ₊ ¿Julieta?

O13

Y el gran día había llegado por fin. El castaño se encontraba en la parte de maquillaje, siendo retocado por las mujeres de allá. Cuando estas acabaron su trabajo y lo dejaron libre, se dirigió hasta una de las esquinas del gran escenario.

El telón estaba echado, y detrás de este se podían oír los murmullos de la gente. Todos estaban en sus lugares, preparados para que la función empezara. El telón color negro azabache se subió, iluminando el escenario entero con los focos. Y así, la función empezó.

Fue larga, cerca de dos horas, en las que Sunghoon se las pasó mirando solo y únicamente al castaño. No se dio cuenta cuando ya fue el final de la obra. Había sido realmente preciosa y conmovedora, le había recordado mucho a su madre y a los días en los que ensayaba todas esas coreografías con el castañito.

Unas horas más tarde, se encontraba afuera del teatro, esperando a que su pequeño Sun apareciera. Como por arte de magia, este apareció a su lado, abrazándole por el cuello. Correspondió gustoso.

En ese momento, fue que notó la presencia de dos personas más. Hizo una reverencia, algo avergonzado.- Encantado, soy Park Sunghoon.

Jungwon sonrió.- Yo soy Yang Jungwon y el Park jay, un placer conocer al dueño de los suspiro de Sun.- rio, viendo el sonrojo en las mejillas de su amigo.

- Ya bueno..- comentó Sunoo, cambiando de tema.- ¿Que harán ahora?

- Iremos a casa, a comer pizza y esperar que alguna compañía de baile famosa nos llame.- dijo Jay, con una sonrisa de lado. Agarró la mano de Jungwon.- Bueno, nos vemos mañana.

Ambos se despidieron de la pareja, y estos se marcharon. Se dirigieron una mirada. Sunoo estaba realmente cansado, apenas había podido dormir y tenía mucha hambre. Sunghoon sonrió de lado, agarrando su mano de igual forma, arrastrándole hacia algún lugar.

Sunoo frunció el ceño, pero sonrió.- ¿Donde vamos?- pregunto.

- A mi departamento, necesitas descansar y comer algo.- dijo, brindándole una sonrisa.

Sunoo se sorprendió y sus mejillas volvieron a tomar color, pero no se negó. No anduvieron mucho, en unos minutos, se encontraban frente a un bloque de pisos. Entraron a uno de los departamentos, obviamente perteneciente al mayor. Este dejó que Sunoo se diera un baño y se cambiara de ropa, poniéndose algo de él. Le quedaba grande, pero se veía tierno.

Preparo algo de comer rápido, y ambos se sentaron en el sofá, comiendo su ramen. Habían puesto una película, pero ambos quedaron dormidos enseguida, abrazados.