Suena el despertador, Nick se levanta y mueve un poco el objeto para después sonreír.El castaño sale de su cama para cambiar su ropa, todavía no es muy rápido y aún no sabe cuántos poderes ganará y comienza a arreglarse. De nuevo es lunes y ha pasado el resto de finde con sus padres en el pueblo de sus abuelos. No ha podido hablar con Maddie que le dió su número durante esa pequeña cita de helados. Las únicas personas que habló eran Ethan y Lara, sobre todo Ethan que no paraba de hacerle preguntas sobre acerca de su nuevo poder.
— Hoy será diferente. — Se prometió Nick a sí mismo mientras se abrochaba el reloj. Aún no comprendía completamente el alcance de sus poderes, pero estaba listo para enfrentar cualquier desafío que viniera con ellos.
En la casa de Maddie, la mañana se desarrollaba con una energía frenética.
— Maddie, ¡vamos, vamos! Vas a llegar tarde. — La voz de Imogen resonaba desde el pasillo.
Maddie se levantó de un salto, su corazón latiendo con la urgencia de la voz de su hermana. Mientras se vestía, Imogen irrumpió en la habitación, una chaqueta en mano.
— Necesito tu opinión. — Dijo Imogen, con un tono que demandaba una respuesta rápida. — ¿Chaqueta? ¿Sí o no?
Maddie la miró, evaluando no solo la prenda sino también la expresión ansiosa de su hermana.
— Definitivamente sí. — Afirmó Maddie con una sonrisa. — Te da un aire de autoridad.
Imogen asintió, claramente aliviada por la aprobación, y se apresuró a ponerse la chaqueta antes de salir corriendo de la habitación, dejando a Maddie sola con sus pensamientos sobre el día que la esperaba.
— Pero... ¿No tendrás calor? — Pregunta Maddie a su hermana.
— Sabes que tengo que ir bien para mi nuevo trabajo. — Responde Imogen mientras se ponía la chaqueta.
Maddie encoge los hombros y mirando a su hermana.
— La imagen lo es todo en estos días. — dice Maddie, su tono ligero pero lleno de sinceridad. — Además, la chaqueta te queda genial.
Imogen se mira en el espejo de cuerpo entero que tienen en el pasillo, girando ligeramente para ver el ajuste perfecto de la chaqueta sobre sus hombros.
— Tienes razón, como siempre — concede con una sonrisa. — Y mamá ya se fue temprano; tenía una reunión con el editor sobre su nuevo libro.
Maddie asiente, recordando las incontables mañanas en las que su madre salía antes del amanecer, su pasión por la escritura tan ardiente como el sol que aún no había salido.
— Bueno, entonces te toca a ti brillar hoy. — Dice Maddie, dándole un pequeño empujón hacia la puerta. — No dejes que nadie apague esa luz que llevas dentro.
Imogen se detiene en el umbral, volviéndose hacia Maddie con un brillo de gratitud en los ojos.
— Gracias, Maddie. Eres la mejor hermana que alguien podría desear.
Con esas palabras, Imogen sale de la casa, dejando a Maddie sola con sus pensamientos y el silencio de una casa que ahora parece demasiado grande para ella sola.
— Tardaré mucho en volver. Si tienes hambre, pide comida china. — Decía Imogen antes de salir de casa y despedirse de su hermana mientras que Maddie se preparaba para ir al instituto.
Maddie asiente mientras espera que su hermana saliera de su habitación.
Una vez que su hermana no esté, Maddie observa su móvil, había un mensaje de Nick y sonrió, después termina de arreglar y le contesta antes de irse a desayunar y a las clases.
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Hijo del Diablo
FantasyUn chico normal y corriente, aunque no tan corriente, vive con su familia normal y teniendo una vida normal hasta que el día de su dieciseisavo comenzó a sentirse que algo le está pasando y que descubre tener poderes. Resulta que es hijo del mismís...