Capítulo I

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Él parecía estar disfrutando. Unas veinte chicas desfilaban de él en ropa interior. Las había altas, bajas, más rellenas, más delgadas...

Una de ellas, la más rubia y alta, se acercó y le robó un beso haciendo que él sonriera de manera insinuante. Después, una de piel más morena se aproximó y se sentó a horcajadas sobre él, haciendo que le quitara el sujetador y con sus manos estrujara aquellos enormes pechos. Yuri lo miraba desde la distancia, impotente por no poder hacer nada. Intentaba correr hacia allí y deshacerse de todas aquellas mujeres que tocaban al chico. Lucas se levantó y dio un par de pasos al frente y sin camiseta, dejando ver su sensual tatuaje y una delirante línea de fino vello negro trazando un recorrido hasta donde el resto de la ropa ocultaba, agarró a una castaña por detrás y depositó un fugaz beso en su nuca. Recorrió su vientre plano con sus grandes manos y llegó hasta su centro provocando una cara de placer en la chica.

Yuri se levantó y Lucas le fijó la mirada desde la lejanía. Fue una mirada furtiva e hiriente. Ella no sabía qué hacer. Dos morenas se encargaron de bajarle los pantalones y se deshicieron de cualquier impedimento que no les permitiera acceder plenamente a su cuerpo. Yuri gritó y el chico sólo cerró los ojos dejándose hacer cuando una de éstas se hincó de rodillas ante él...

Yuri dio un salto en la cama y abrió los ojos. Un sueño. Eso había sido un sueño. Estaba empapada, literalmente. Su corazón latía con fuerza y a un ritmo descontrolado. Miró inmóvil a su alrededor, bien, estaba en su habitación. Se había quedado dormida en la cama después de haber estado hablando por teléfono con su hermana durante casi una hora. Permaneció unos segundos recuperando el aliento y empezó a preocuparse por el inusual silencio que reinaba en la casa de verano. Inusual silencio únicamente roto por el cantar de las chicharras en plena tarde de agosto. Pero, ¿dónde estaban todos? Era impensable una casa vacía, sin los gritos de su hermano Yangyang y sin las carcajadas de Hendery. Sin poder ignorar el frustrante sueño que acababa de tener, se levantó y descalza, con una simple camiseta de tirantes traslúcida y un short, salió de la habitación en busca de vida.

Cruzó el pasillo y vio el comedor solitario, en penumbra. Él único detalle de movimiento que se percibía era el enorme ventilador dando vueltas.Entonces, en su inspección por la casa, se dio cuenta de que la puerta del patio estaba abierta. Caminó hasta allí y se asomó con cuidado. Se apoyó en la puerta. Lucas hacía abdominales a la vez que los iba contando en voz alta. No cambiaría esa visión ni por todo el dinero del mundo. El sudor le recorría las sienes, al igual que le recorría por la espalda y unos brazos sostenían con firmeza su peso ¿Estarían solos? A Yuri se le pasó su vida sexual en imágenes. En ninguna de ellas estaba Lucas. Y ese era el problema.

Sonrió cuando lo vio allí pero enseguida eliminó esa sonrisa de su rostro. Era sexy. Hasta ese verano no se le había pasado por la cabeza el hecho de que ambos podrían tener algo y todo esto se debía a que, no hacía más de un mes, en una típica despedida de amigos, sus caras habían chocado accidentalmente provocando el contacto de sus labios. A ella se le había parado el corazón. Y a Lucas parecía que no sólo el corazón. Yuri no había sabido muy bien cómo resolver aquella embarazosa situación hasta que por suerte Ten había aparecido con un tema de conversación irrelevante pero que en ese momento había sido la salvación de ambos. Tras esto Yuri no lo había vuelto a mirar igual. Y parecía que Lucas a ella tampoco, o eso es lo que Yuri percibía. En más de una ocasión durante esas vacaciones lo había pillado mirándola de manera poco corriente pero ella lo había ignorado con total discreción.

Smooth Talk | WayV LucasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora