–Vengo a pedirte disculpas por lo de antes. Sólo quería jugar un rato contigo. Pese a todo eres mi amiga y me gusta picarte–.
–Claro, soy tu juguete. Hoy me aburro– dijo imitando la voz de Lucas –voy a joderle la vida a mi amiga Yuri. ¿Dónde te has dejado a la rusa? ¿Eh? –.
–Estás celosa– dijo sentándose a su lado –reconócelo–.
–No, simplemente digo lo que pienso–.
–Ese argumento no resulta muy sólido– le sonrió encantador –que sepas que no he estado con ella. Lo he hecho todo para ponerte histérica, porque sé que tienes celos y a mí me gusta eso–.
– ¿No has ido con ella? – dijo sorprendida –no te lo creo. Lo dices para reírte de mí–.
–No. He estado lavando mi coche y después he ido a tomar algo–.
– ¿Tú solo? –.
–Sí. Y para ponerme en duda. Yo nunca me reiría de ti con una cosa así, sé que estás enamorada de mí, te gusto–.
–Sí Lucas, claro. Tendría que volver a nacer para que yo me enamorara de ti–.
–Entonces sólo te gusto. Entiendo que te parezca atractivo–.
– ¿Dónde está tu ego? – preguntó irónica –no lo he visto–.
–Ya, déjalo. Es broma– sonrió –yo no creo que sea así. No soy feo pero...–.
–No te pega esa actitud Lucas–.
– ¿Tú crees que soy atractivo? –.
– ¿Qué crees? – Yuri empezaba a sentirse cómoda –estaría ciega si pensara lo contrario–.
–Se me olvidaba lo que pasó ésta tarde–.
El silencio de ambos sólo era interrumpido por las voces a lo lejos de sus demás compañeros y el ruido del agua. Lucas comenzó a tiritar de frío y Yuri, consiente, abrió la toalla y lo invitó a envolverse junto a ella. Él sonrió a unos pocos centímetros de su rostro.
–Gracias– susurró el chico –eres muy amable, Yuri. Dime con que puedo pagarte toda ésta amabilidad–.
–Apestas a tabaco–.
–Creí que te iban los chicos malos que fuman y beben. Y no cambies de conversación–.
–Los chicos malos no tienen por qué fumar ni beber, es cuestión de actitud. De pasar de todo. No de drogarse–.
Él una vez más embozó una sonrisa perfecta.
– ¿Por qué evitas el decirme qué quieres que te dé a cambio de tu amabilidad? – se acercó a ella bajó la toalla – ¿qué quieres? ¿Te da miedo que te dé más de lo que esperas? –.
–No lo evito y no tengo miedo Lucas. Creo que ésta tarde has visto un poco como soy yo. Lo último que me darías sería miedo–.
El rose de sus pieles estaba produciendo estragos, Yuri comenzaba a excitarse más de la cuenta y su presión sanguínea aumentaba a cada segundo que pasaba. Lucas, en cambio, si se levantaba, quedaría en evidencia.
–Me apetece besarte– dijo él sensual, apartando el pelo húmedo del cuello –no te he sacado de la cabeza durante toda la tarde y eso sólo significa que hay que terminar lo que dejamos a medias–.
–Yo también quiero acabarlo– confesó finalmente Yuri, de una manera íntima y coqueta –he estado a punto de cometer una locura, pero al final no ha pasado nada–.
– ¿Una locura? –.
–Ten–.
–Entiendo– asintió él –pero, ¿te gusta? ¿Sientes algo fuerte por él? –.
–Sí. Quiero decir, físicamente me atrae pero nada más. Es una especie de juego... no sé. Y tú también. Tú también me atraes–.
–Así que si te propusiéramos hacer un trío no dudarías– Lucas parecía asombrado ante la idea, a la vez que decidido.
–No– contestó tranquilamente, pero a los segundos se dio cuenta de que su respuesta era ambigua –quiero decir que, no lo haría–.
– ¿Sólo conmigo entonces, Yuri?–.
–O sólo con él–.
–No me gusta. Di que sólo conmigo y me quedaré tranquilo–.
– ¿Por qué? – ahora ella hizo fricción contra la piel morena y húmeda de él –¿no serás tú el que está locamente enamorado de mí? –.
–No– respondió sereno –pero me gustas mucho y...– empezó a acariciar el brazo de la chica –yo no comparto con nadie lo que me gusta–.
– ¿Por qué tengo que compartirte yo con Katherina, entonces? Estamos en igualdad de condiciones–.
–Me has pillado, Yuri. ¿Hagamos un trato? – ella asintió –sí... te comprometes a hacer lo que yo te diga, cuando yo te diga... la dejo–.
–Lo que tú me digas, cuando tú me digas. Claro –aquello no le convencía demasiado –no soy esclava de nadie–.
–Depende de para qué– añadió Lucas con cierta picardía mirándola a los ojos. Unos ojos brillantes y alegres.
– ¿Hablas... de...?–.
– ¿Por qué no? Sólo eso. Yo estaré para ti cuando quieras y tú para mí– Yuri comenzó a darles suaves caricias en la espalda –podríamos enamorarnos y...–.
– ¿Estás hablando en serio? ¿Acaba de decir "enamorarnos"? – Yuri se estaba quedando atónita. Nunca antes lo había oído pronunciar esa palabra incluyendo un "nosotros"-
–El roce hace el cariño según dicen, quien sabe–.
Mientras todos reían ajenos a esa situación, ellos hablaban en susurros, manteniendo una conversación tranquila y excitante. Yuri no entendía casi nada de lo que pasaba. Entre Ten y ella había lío, pero no un lío en que estuvieran comprometidos el uno con el otro.
Ella sabía que Ten tenía ligues por todas partes, que salía casi todas las noches... pero ella, en cambio, no. Después estaba con Lucas, con una supuesta novia que aquella tarde no había visto porque entre ellos había habido algo más y él había preferido quedarse con ella antes que con esa rubia. Habían tenido un pequeño enfado que ahora se había solucionado. Bien ¿Qué hacía?
Ten no era nada suyo más que un amigo con derecho ocasional y por lo tanto, estaba más que soltera.
Yuri no lo pensó dos veces. Haría lo que le apeteciera en el momento.
–Me encantaría terminar lo de antes. Hacerte alcanzar el mejor orgasmo de tu vida– mordió su mejilla a pesar del riesgo que corrían de ser vistos –lo necesito...– volvió a darle un mordisco y a Yuri se le puso la piel de gallina.
– ¿Desde cuándo te importa? No aguantaremos más de cinco minutos Yuri. Será rápido pero intenso. Créeme, no habrá tiempo para que nos pillen–.
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Smooth Talk | WayV Lucas
Fanfiction¿A qué temperatura se derrite el hielo? No era una pregunta que Lucas se repitiera muy a menudo, en realidad nunca le había importado, pero aquella tarde estival de agosto, algo le hizo interesarse por la respuesta. Y ese algo se llamaba Yuri. . . ...