Yuri llenó un vaso grande con té frío y sacó del congelador una cubitera llena de hielos. Echó tres en su vaso. Eran tan sólo las cinco y veinte de la tarde y no sabía qué hacer. En tan sólo unos minutos se quedaría sola y lo único que se le ocurría era comer. ¿Qué? Era uno de sus mayores placeres.
Con el vaso de té en una mano y un bollo rebosante de chocolate, se apoyó en la encimera de la cocina y comenzó a degustarlo con suma tranquilidad hasta que él hizo acto de presencia.
– ¿Puedo probar? – dijo él vistiendo una camiseta sin mangas y unos vaqueros cortos, desgastados.
–Ahí tienes una bolsa llena–.
–No, yo quiero ese–.
Con una actitud infantil, Yuri se lo dio y sacó otro de la bolsa. Odiaba cuando se comportaba así.
–No me has entendido bien– sonrió –he dicho...– se arrimó a ella –que quiero éste– plantó su mano en la entrepierna haciendo que Yuri se sobresaltara y por consiguiente, haciendo caer el vaso al suelo rompiéndose en mil pedazos.
– ¿Qué haces? – le empujó.
Lucas rio divertido y dio un mordisco al dulce que Yuri le acababa de dar.
–Ahora tienes que recoger los cristales, por no saber controlarte–.
– ¿Qué? ¡Has sido tú! ¡Qué has tocado ahí abajo! –.
Lucas volvió a soltar una carcajada.
–Estás descalza, no quisiera que te cortaras por imprudente...–Sin meditar más palabras la cogió en volandas y la sacó de la cocina.
– ¡Suéltame! – gritó ella de muy mal humor.
– ¿Por qué estás enfadada conmigo, Yuri? ¿He dicho o hecho algo mal? –.
– ¡No! –.
– ¿Entonces? –.
–Ya no estamos en la cocina, es más ¿Dónde me llevas? –.
–Al dormitorio–.
– ¿Qué? ¿Por qué? – su respiración se agitó.
–Tú sabes bien...–.
–Lucas, a ver, has quedado con la rusa esa–.
–No es rusa, es lituana–.
– ¡Me da igual! –.
– ¿Qué tiene que ver con eso que te lleve al dormitorio? –.
– ¡Pues que no tienes tiempo! – Yuri comenzaba a sudar más de la cuenta.
El chico rió y no pudo evitar darle un mordisco a Yuri en el muslo. La llevaba de tal manera que sus piernas quedaban justo delante de su campo de visión. Cuando llegó a la habitación la lanzó sobre la cama. La muy condenada tenía un aspecto muy apetecible con esos mofletes colorados y ese pelo revuelto.
–Vístete decentemente– dijo abandonando el cuarto.
– ¿Qué? –dijo sin entender muy bien – ¿Cómo que me vista? –.
Lucas asomó la cabeza por la puerta.
– ¿Qué creías? ¿Qué te iba a echar un polvo? –.
–Es lo mínimo que podrías hacer–.
ESTÁS LEYENDO
Smooth Talk | WayV Lucas
Fanfic¿A qué temperatura se derrite el hielo? No era una pregunta que Lucas se repitiera muy a menudo, en realidad nunca le había importado, pero aquella tarde estival de agosto, algo le hizo interesarse por la respuesta. Y ese algo se llamaba Yuri. . . ...