La creación

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(Este apartado son EXTRAS del libro el asesino de la orquídea, las cuales son pasadas de tono pero como se que les gusta mucho la cultura y  sería muy egoísta de mi parte dejarlas en la caja de pandora así a continuación el primer extra del mundo perverso 1.)  

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Narra Alexander.

El medicamento siempre hace lo mismo, aumentan las ganas de dejarlo, pero lo prometí y yo siempre cumplo mi palabra.

Todo el día he esperado ver y besar a Morgana, pero lo que encuentro es aún mejor de lo que pensé.

La imagen mueve toda mi sangre hasta un solo lugar, el cual demanda que lo saque y que la embista igual que una bestia.

Está claro que su periodo se ha largado y yo más agradecido con los dioses no puedo estar. Me intento acercar, pero el que ella se acerque gateando me cumple más de una fantasía y más cuando la música inunda el lugar generando que se me engorde aún más.

Cada vez se acerca más hasta que llega a mi entrepierna dándole un beso que me hace reír ya que le tiene más cariño a mi joya familiar que a mí, la saca lamiendo sus labios como si se tratase de un dulce.

Lame y succiona una que otra vez, me he dado cuenta que es algo que la aburre un poco y lo respeto, además es mi turno.

La levantó del suelo llevándola a la cama la cual nos recibe con pétalos de orquídeas, la beso porque más hermosa no se puede ver, me alejo de su boca bajando por todo su pecho me doy una pequeña probada de ellos para seguir bajando, mi lengua deja rastro en medio de su abdomen hasta que llegó a mi segunda cosa favorita y es esos rosados labios de su vagina, su sabor es algo que me enloquece ya que es lo mejor que hay, tomo un poco como si mi vida dependiera de ello, como si estuviera en el desierto y su sabor fuera un oasis.

Me tiene a sus pies y lo sabe cuándo me aprieta la cara con sus muslos, amo que haga eso, no dejo de beber y masturbar ese punto que no deja de temblar ante mi lengua.

Es aditivo y el que digo lo contrario miente con todos los dientes como dice Khan.

Su cuerpo tiembla un poco con el clímax, pero el orgasmo no la toma hasta que empiezo a introducir dos dedos en su interior que la hacen soltar gruñidos.

Su llegada me moja la barbilla y el traje haciendo que ella me vuelva a sonreír como siempre con vergüenza. No se dará cuenta que ya conozco su cuerpo y mejor que ella.

Sus pechos me llaman al igual que la puerta cuando tocan.

Olvidé que pedí mi cena.

Ella se levanta envolviéndose en una bata que tapa mi rezo diario, abro viendo los trozos de carne en una bandeja y las personas que lo proporcionaron se encuentran sentados ante mí.

Tomó la bandeja demandando que ni se les ocurra entrar, entró comiendo uno de los trozos que se encuentran perfectamente cortado, lo saboreo dándome cuenta que ni el sabor de la carne quita su sabor de mi boca.

Ella se acerca viéndome con repudio, pero igual le ofrezco ella me mira y después la bandeja repitiendo la acción más de tres veces, me rio un poco porque me da gracia las personas que rechazan las cosas sin haberlas probado antes.

- ¿Quieres un italiano o un francés? -digo señalando los trozos de carne.

No me dice nada solo se quita la bata envolviéndome en una secuencia en la cual detallo cada parte de su cuerpo.

Extras de los perversos mundos 1 (El asesino de la orquídea.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora