El desierto: 2

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-----------Segundo Extra del desierto---------------

-No que estabas de guardia idiota- se ve con una resaca que ni el espíritu santo le saca.

-Otra vez drogado- tomó sus mejillas mirando sus ojos de cerca. Parece un gato apunto de atacar con las pupilas tan dilatadas al punto que el tono de sus ojos es inexistente y me preocupa su consumo de drogas.

- ¿Cuál fue esta vez?, ¡ Ahh!-

-Concéntrate- golpeó su rostro buscando un atisbo de seriedad entre tanta risa idiota.

-De acuerdo, vamos- paso su brazo por mi nuca la cual se siente igual que una pesa de cien kilos.

Es tan grande que me duele su peso, pero igual lo aguanto hasta el motel.

Su Naoko está igual o peor que él y yo lo único que puedo hacer es mandar a la mía a buscar mucho café y líquidos para estos dos idiotas.

Revisó los cajones para saber cuál fue esta vez, abro todos los cajones, sacó las fundas de las almohadas, los zapatos, revisó a su Naoko y es cuando sacó el cajón completo cuando cae la bolsa.

"Cocaína"

-Mierda Akiro- busco la salida yendo a la esquina del motel donde se encuentran los adictos.

-Chicos alguno quiere ocho gramos cocaína- cinco vienen en molote, pero retroceden con el arma que sacó.

-Se los doy gratis a cambio de una pequeña cosita-

- ¿Cuál?

-Quiero saber a quién le pertenecen los gatilleros de arena-

-Eso te costará más que ocho gramos bombón-

-Así, que te parece si te meto un pepazo y me llevo la información que quiero y de paso los ocho gramos, ¿Cómo te suena cretino?

-Crees que esto es el centro de Polonia niñita-

Siento un cuerpo detrás el cual recarga un arma según el intimidando.

-Seguros que lo quieren así-

-Totalmente seguro- volteo guardando la bolsa entre mis pechos y desarmando el arma.

-O es que lo quiere arreglar a los puños-se quita la chaqueta dejando ver las llaves que carga en la cadera.

-Si gano me das las llaves- la risa me enoja aún más deseando que empiece la matanza.

-Si pierdes, que es lo lógico, me darás tu trasero- no le contesto por que el ganador de esta pelea ya está definido y soy yo.

He peleado con hombres más grandes que él y más altos que este enano.

Se acerca riendo, pero el golpe que le proporcionó con la mano abierta sobre su manzana lo deja tosiendo, no le doy descanso elevando mi rodilla golpeando su cara y luego su estómago, tomó su cabello para que vea quien lo va a matar. El puñetazo lo toma dejándolo en el suelo, sigo con patadas hasta que jala uno de mis pies provocando que caiga siendo mi cabeza quien se lleva el mayor impacto intenta subirse encima mío pero mi rodilla izquierda golpeó sus testículos ayudándome con la ventaja, tomo su brazo poniéndolo en medio de mis muslos los cuales lo jalan provocando chillidos, me pide que pare pero él fue el que empezó y en las cobras lo que se empieza se termina hasta que solo quede un ganador y el rendirse o pedir clemencia es algo que no existe. El hueso se desmonta haciéndolo gritar con el golpe que provocó en la zona afectada, pasó a su cara quedando con su asqueroso rostro entre ellas apretando hasta verlo morado.

Extras de los perversos mundos 1 (El asesino de la orquídea.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora