come as you are│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻

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Oxford, con sus edificios de ladrillo de color papel antiguo, a menudo se siente congestionado por fantasmas, arrastrándose con sus antiguos secretos y su oscura historia. Ten razona que una persona podría mantener un secreto aquí con bastante facilidad. Hay suficientes calles sombreadas y sinuosas y esquinas cubiertas de árboles, y suficientes noches de niebla y mañanas lluviosas, para inspirar un poco de comportamiento subrepticio, si no sensual. Solo los fantasmas lo sabrían y nunca lo dirían.

Incluso su edificio da a una calle tranquila y a un cementerio a lo lejos. Su aislamiento les permite salirse con la suya. Están en el quinto piso, lo que les encanta por la vista pero odian cuando tienen que cargar sus comestibles o sus bicicletas por las escaleras. —La primera bicicleta de Ten, una nueva sin una canasta, fue robada la primera vez que la encadenó afuera, así que hará lo que tenga que hacer—. La universidad los rodea a cada paso. St Edmund Hall es demasiado bajo para ser visto, pero sabe dónde está y ya puede imaginarse en bicicleta ansioso hacia él el lunes por la mañana.

Jaehyun está sentado frente a él en la escalera de incendios con su guitarra en la mano, hipnotizando a Ten con una suave melodía soporífera. Podría ser la hierba lo que le hace imaginar a Jaehyun como una sirena en ese momento.

—Atrayéndome al mar. —dice Ten, con la mirada a la deriva hacia la luna. Él cree que ve ondular el cielo nocturno. Como si con olas.

La música de Jaehyun se detiene.

—¿Qué?

Ten baja el porro.

—Tú y Taeyong son del mismo tipo. Como criaturas míticas. —dice, exhalando humo por la nariz.— Pero no estoy intimidado por ti. ¿Por qué es eso?

—No te atraigo. —dice Jaehyun.

—Creo que eres muy atractivo. —corrige Ten, ofendido por su buen gusto siendo cuestionado.

—No es lo mismo. —Jaehyun comienza a rasguear de nuevo.— ¿Lo llamas Taeyong ahora?

—Me dijo que podía. —dice Ten con orgullo.

—Avanzando. —señala Jaehyun.

Ten sonríe y le pasa el porro a Jaehyun.

—¿Te sentiste atraído por él?

—A veces. —dice Jaehyun.— Ahora solo lo encuentro atractivo.

Ten está seguro de que podría descubrir la diferencia si fuera de una mente sana. Tal como están las cosas, no tiene la oportunidad. Suena su teléfono, que descansa en el suelo dentro de su habitación. Puede distinguir el nombre de Kitty y su foto en la pantalla. Ten salta, estabilizándose con una mano en la barandilla y luego se mete adentro, enganchando el teléfono.

—¿Estás ocupado? —Kitty pregunta de inmediato. La cena está chisporroteando en el otro extremo. Puede verla con una espátula en una mano y el teléfono encajado entre la oreja y hombro.

—No.

—Escucho música.

—Es solo Jaehyun. —dice Ten.— ¿Qué pasa?

—¿Puedes cuidar a Lisa mañana? Te pagaré.

Durante el verano, antes de que comenzara el semestre y Ten estuviera desempleado, ella insistió en pagarle para que cuidara a su sobrina. Tomaba el dinero, era orgulloso pero no lo suficiente como para morir de hambre. Ahora, sin embargo, los tiempos han cambiado.