CAPITULO 4

64 1 0
                                    

Escucho una voz, la misma voz del psicópata....está...¿Leyendo?, Creo que...conozco ese libro.

-"no son mis flores favoritas" oh... Ahora puedo asegurar que me estás escuchando y estás despierta, ¿Por qué no abres tus ojitos?

Los abro poco a poco, a pasado un día o dos, por alguna razón......Kaizirius, no me dió miedo, fue como si hablara con cualquier persona que había visto y de vez en cuando habláramos, Riza y el otro tipo si me aterran demasiado.

-Buenos días princesa.

Me da un beso en la frente y recuesta su cabeza junto a la mía cerrando los ojos, estoy de nuevo en la enorme habitación blanca con mucha vegetación.

-perdoname por el susto que te di, pero sin contexto, creí que tú y el.... bueno, creo que aún no me he ganado tu confianza, si no está agotada, ¿Me permitiria llevarle a un sitio? Para que esté relajada lejos de estos idiotas.

Su voz ya no me causaba terror como antes, no a hecho nada para lastimarme, tal vez....no es tan malo después de todo.

-me gustaría.

-toma, hace frío afuera, y vístete lo de haya, te daré privacidad para que te vistas.

Sale de la habitación y comienzo a vestirme, es ropa muy bonita y calientita, cuando me estaba peinando regreso nuevamente.

-¿Estás lista? Oh....te ves...te ves hermosa

-gracias.

-nadie sabe que saldremos así que debemos ser muy cuidadosos jaja, bueno, por si no lo haz notado, es de noche, así que no creo que haya mucho problema.

Es cierto, la habitación estaba nuevamente de ese color morado Negro y azul, las luciérnagas ya habían salido.

Comenzamos a caminar en dirección a la puerta y salimos, es igual que la otra vez, solo que ahora tomamos un camino diferente, la casa es muy grande al parecer, llena de habitaciones, objetos de lujo, alberca en la parte de abajo, me da un pequeño revuelto en el estómago al ver que tienen tanto dinero he imaginar la razón.

-tranquila, no matamos ni traficamos, solooo hacemos negocios anónimos.

Después de unos minutos, llegamos a lo que podría ser el techo, la luna estaba tan grande y tan brillante que no era necesario una lámpara para alumbrar el lugar, habían árboles recargados el edificio que algunas ramas estaban en nuestros pies.

-ven

Me señaló a lado de el para sentarme, me senté junto a el, ahora olía a perfume, era exquisito, no se por qué siento unas intensas ganas de besarlo, de estar más cerca de el, siento un calor en mi cuerpo que sube desde mi vientre y llega hasta mis mejillas, veo su rostro y recuerdo el día que lo ví al salir del auto, desde ese momento su belleza me cautivo, no puedo dejar de mirarlo, voltea a verme, mis mejillas arden.

-¿Te sientes bien? Estás muy caliente -toca mi frente-

-yo siento que...ahhh tienes razón...estoy muy caliente.

Me arrojo sobre el, no puedo con esta sensación, mi cuerpo quiere ser tocado por las mismas manos que me trajeron aquí, cae sobre el techo y yo me pongo sobre el, quiero que me toque, quiero ser suya por completo, es un deseo que no puedo controlar y nunca había experimentado, frotó mis manos en su pecho, se siente bien, su abdomen trabajado está bajo el mío, sé sienta y me atrae a el, comenzamos a besarnos nuevamente, no puedo dejar de oler ese aroma tan exquisito.

-vaya que lo estás...~

Siento nuevamente su lengua entrar a mi boca, pero está vez también siento su mano bajo mi ropa tocando mi pecho, mi intimidad comienza a palpitar, aprieto mis piernas y comienzo a sentir un poco de placer, pero el me aparta y hace que nos levantemos.

-quiero decir algo, yo tenía pensado esperar a tu cumpleaños número 18 para poder hacer esto, pero, si tú quieres, podemos hacerlo ahora, no aquí, no quiero que tú primera vez sea en un viejo techo.

Mientras el hablaba yo miré uno de sus bolsillos, "CK One" decía un frasco de perfume, esos perfumes....¡¡Tienen feromonas!! Entonces el me está obligando a qué yo acceda a esto...pero...creo que es muy tarde, mi intimidad se comienza a humedecer, mis caderas se mueven un poco haciendo más intensa la sensación, quiero sentir algo dentro, así que no puedo negarme y termino aceptando, bajamos nuevamente del techo, pero no a mí habitación, más bien a la suya.

-quitate la ropa.

Comienzo a quitarmela con desesperación, no aguanto más.

-ey ey ey, lento, despacio quítate prenda, por prenda.

Me quito la blusa lento, el solo mira sentado desde su cama, tocó mi abdomen y bajo hasta el pantalón, lo desabrochó y lo bajo lentamente dando pequeños toques en mi cuerpo, mi ropa interior queda a su vista.

-no te detengas.

Masajeo mis pechos y quitó el sostén, lamo un poco mis pezones y aprieto mis senos, bajo el resto de ropa y mi intimidad y cuerpo quedan expuestos ante el.


Síndrome de EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora