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De nuevo en mi habitación, a penas y se alcanza a ver el último rayo de sol por la ventana, una hermosa vista para cualquiera.

Es una lastima que por la culpa de mis lágrimas no pueda ver ese hermoso espectáculo.

Hecho bolita en mi cama, abrazando la almohada, al mismo tiempo que mi cara está contra esta, para no emitir ningún sonido.

Ya estoy harto de este sentimiento de insuficiencia, todo lo que hago me sale mal, no hay nada en lo que pueda destacar.

No tengo el talento para hacer lo que me gusta.

No puedo bailar, por mas que lo intente es muy difícil, un año y aun así no puedo hacerlo, me veo ridículo frente al espejo.

No puedo cantar, mi voz es horrenda, y no tengo un buen tono.

Tampoco rapear, de todas formas se me traba mucho la lengua solo al hablar, intentar hacer eso va a ser peor.

La repostería me gusta, pero... Siempre termino regañado, por que no debería usar x cosa, y también todo me queda mal.

No se diga pintura, amo todo eso, es hermoso, simplemente me intrigan las pinturas de otras personas, es tan lindo, la combinación de colores, los lienzos, pero tampoco me sale, odio lo que hago, además es demasiado caro, de todas formas tampoco se nada sobre los pintores.

No tengo muchos amigos, si quiero tener demasiados de ellos, pero el hecho de ser juzgado... Me espanta, y por esa razón no puedo ni empezar una conversación.

Cuando si le hablo a gente nueva, siempre estoy consiente de que me veo mal, o no les gusta que les esté hablando, siento que sería mejor cerrar la boca, o volver en el tiempo.

Cuando quiero hacer ejercicio, siempre estoy consiente de mi cuerpo, lo cual me retiene a hacer cualquier cosa, el simple hecho de estar consiente de mi peso me hace llorar, y no vuelvo a intentar hacer esfuerzo físico.

Lo único que me sale bien es... Decepcionar a mis padres.

Eso pensaba antes de que mi vida, hasta que conocí a mi mejor amigo.

-¡Félix!-

Escuche a mi mejor amigo llamar por mi, iba camino a la escuela, y normalmente nos encontrábamos a mitad de camino.

-Oh... Hola Hyunjin- Dije con una sonrisa.

Él rodeo su brazo sobre mis hombros, era algo más alto que yo, así que quedaba bien, y así nos fuimos a la escuela.

Hyunjin y yo somos amigos desde la secundaria, digamos que se hizo mi amigo por lástima.

Era muy indefenso y se burlaban mucho de mi peso, en ese entonces era... Bueno no tengo ni por que explicarlo.

Él siempre me ayudó en todo.

No hubo mucha ciencia.

Un baño, 3 chicos contra mi, hasta que Hyunjin entró con un profesor y me ayudó a pararme del suelo.

No quiero recordar aquel día, todavía me da escalofríos.

Ahora que entramos a la preparatoria baje mucho de peso, llegué a preocupar a Hyunjin, pero no fue nada grave...

No tardamos en llegar a la escuela, nos quedaba cerca.

Él se sienta hasta adelante, con la presidenta de clase, ya que era el subdelegado.

Por otro lado, yo voy en otro salón, siendo yo el delegado de mi clase, me siento en primera fila, junto a la ventana del pasillo, estoy muy agradecido de este lugar por que puedo ver seguido a mi mejor amigo a pesar de no estar en el mismo aula.

Esperaba con ansias a que el timbre sonara, era mitad de año, lo que significaba que las vacaciones de invierno estaban a punto de llegar, y hacía un frío terrible.

El timbre sonó.

Y mire fijamente a la ventana del pasillo, y como nunca falta, el capitán del equipo de fútbol y sus amigos pasaron para llegar a su salón, que era uno detrás de este.

Eso era suficiente para sacarme una sonrisa y poder seguir con mi día.

En el receso me quedé en el salón y Hyunjin se disculpo por que tenía que arreglar un asunto con otro amigo.

-Perdón de verdad, se que quedamos en almorzar juntos, pero la maestra me pidió un favor y de verdad es urgente, te lo recompensaré después de la escuela- Hyunjin hizo una reverencia.

-No pasa nada, no dependo de ti, así que no te preocupes por mi, pero no te sobrecarges tanto, ya tienes mucho con ayudarle a la presidenta- Le di un golpecito en la espalda para que se enderezara.

El asintió y se fue.

Normalmente este salón está vacío durante el receso, lo cual es bueno para mi, tengo algo de tiempo a solas.

Y... Como queda en el piso medio, puedo ver perfectamente el patio, donde se encuentra el campo de fútbol, abrí la ventana y busque con la mirada, a aquel que me da curiosidad.

Aqui! ¡Pasale el balón a Changbin!- Decía.


Me gusta su voz y más cuando quiere hacerse escuchar, dando órdenes... Es hermoso.

Así es mi rutina casi diaria, cuando Hyunjin no está.

Después, de clases empaque mis cosas y estaba a punto de salir del salón.

-No te atrevas ¿me escuchaste?-

Saque un poco la cabeza por la puerta para saber que pasaba, era lo voz de el capitán.

-Mira, de hecho esta justo ahí, y le puedo decir todo lo que me dijiste hace un momento ¿Qué opinas?-

Creo que él se llama Changbin.

Y... ¿Soy yo? ¿O todos sus amigos me miraban?

¿Me veo extraño? Recientemente me corte el cabello.

¿No se verá bien?

Pude sentir que alguien posó su mano sobre mi hombro y voltee hacia atrás, era Hyujin, me estaba sonriendo, y yo le respondí de la misma manera.

-¿Qué pasa? ¿Por qué te quedas en medio de la puerta?- Preguntó Hyunjin.

-Yo... - Voltee a ver a los del equipo de fútbol un tanto rápido, y el capitán se escondió detrás de Changbin, causando que todos sus amigos se burlaran de él.

Podía ver sus orejas y estaban algo rojas.

Ya entiendo, es Hyunjin, claro, ¿Por qué no? Él es guapo.

-Nada, vámonos-

Los dos bajamos las escaleras.

-Te ves triste ¿Es por lo del almuerzo? Lo lamento de verdad no era mi intención... Pero se que te va a alegrar, vamos a ver a el equipo de fútbol jugar-

Sonrió de oreja a oreja, y yo suspiré, y asentí.

↬La FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora