Dolor (OneShot Iwa-Oi)

Las tres puñaladas

Trepa como una enredadera por su pierna, electricidad de alto voltaje y descargas intensas. Insoportables. Como el mirarle. Podría quedarse sentado en un maldito trono de plata, esperando por él, salvo por el hecho de que Oikawa Toru no es de esperar, ni de sentarse. Por mucho que tenga la rodilla destrozada y el dolor le devore. El va corriendo detrás de la vida. La vergüenza le aprisiona el pecho como si recibiera un golpe tras otro, directo a pinchar allí donde duele. Entre la cuarta y quinta costilla, las que son escudo del corazón. Justo en esa abertura, justo en esos escasos milímetros se le clava la imagen de Hajime saliendo de su casa, con su sudadera vaquera.

Le escribe y no le responde. Empieza a ser habitual. Con Hana las cosas parece que van bien. Es su primera novia, más o menos, es inteligente, guapa, popular y no excesivamente cariñosa o agobiante, o al menos así se lo parece en los 7 días que llevan saliendo. La verdad es que la aprehensión le aprisiona los pulmones cuando escucha a su madre llamarle, con la boca de Hajime rodeando su polla. "Ella está aquí" y Toru piensa sin pizca de remordimiento "Me da igual quién esté aquí si no es Iwa-Chan" Porque sabe a ciencia cierta que si no es él, no hay mucho que le importe, salvo el voleibol. Siempre el voleibol primero. Hay una delgada línea que discernir entre el amor por la victoria y el amor... a secas. La línea está ahí, una clara división en el imaginario colectivo, entendible para todos menos para Oikawa.

EL AMOR Y EL VOLEIBOL SON LO MISMO.

Pero al final un limón es un limón y una naranja es una naranja. Hajime sabe que él es un limón, sí, es una fruta, pero una que no es dulce, ni fácil de comer o pelar, es ágria y sirve más para acentuar el sabor de otras cosas que por disfrutar el que esta tenga. Así es él. No es el chico agradable que cae bien, ni el amigo comprensivo que te otorga palabras de aliento cuando las necesitas, no está ni cerca de ser eso. Pero sí es quién te pone su mano en tu espalda para hacerte avanzar, ese impulso agonizante que necesitas para subir la cuesta final antes de la línea de meta. Como echarle limón a la sopa.

Toru en cambio era una naranja. Es una fruta sabrosa, rica, fácil de pelar, de llevar y comer. Se usa para postres, bebidas e incluso comidas. Sirve para todo. Es definitivamente la fruta ganadora, y se llevaría el oro en una competición, si hubiera competición de frutas claro.

TontoKawa 18:30: Iwa-chan... Deberíamos de dejar de jugar a que nos queremos

TontoKawa 19:00: Bueno a jugar a que yo te quiero y tu a mi no. O más bien a jugar que me quieres siempre y cuando no lo sepa nadie

TontoKawa 19:03: Voy a admitirte que en este juego no soy bueno...

TontoKawa 22:00: Si solo me hubieses respondido... yo lo hubiera dejado todo por ti.

Hajime lee los mensajes tal como llegan, tumbado boja abajo en su cama. Gira la cara, desbloque la pantalla y los vuelve a leer otra vez todos. El aire se le escapa suave de entre los labios mientras contínua el ritual de volver a guardar el teléfono para sacarlo 3 minutos después. Ya se conoce el infierno al que cae cada vez que se equivoca y le besa. A las torturas de escuchar lo prohibido, que quererse es pecado y ellos ni confiensan ni... se arrepienten. Qué pensaría la tia, que le conoce desde que tenía 6 años, de los besos húmedos que le daba a su hijo con 13 años entre pausa y pausa de jugar a la playstation, que pensaría de como se tocaban con 14 cada sábado después de la sesión de cine, que pensaría de él... que usó uno de los condones que guardaba su madre en el segundo cajón de su mesita de noche, que lo llevó escondido en el bolsillo y lo apretaba entre los dedos cuando entró en el cuarto de Toru. Cualquier persona se reirían de él, de como tardó más de 20 minutos en conseguir ajustar el látex, el maldito Oikawa no se lo puso fácil tampoco y como después transpasaron las barreras de ser amigos con 15 años. Y fue un desastre de principio a fin. Recuerda la tensión al momento y el avergonzarse.