Dᴇᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏ́ɴ

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[🆄︎🅽︎🅸︎🆅︎🅴︎🆁︎🆂︎🅾︎ 🅰︎🅻︎🆃︎🅴︎🆁︎🅽︎🅾︎:🅷︎🅸︎🅶︎🅷︎🆂︎🅲︎🅷︎🅾︎🅾︎🅻︎ 🅰︎🆄︎]

Los pasillos estarían completamente en silencio si no fuera por un rubio colérico, siendo perseguido por uno de sus mejores amigos.

—¡Zenitsu, detente! —Tanjiro finalmente sostuvo el brazo del de mirada frustrada, poniendo fin a los miles de insultos que lanzaba al aire el contrario.

—Tanjiro no trates de detenerme, ¡porque ese hombre se va enterar de con quién se ha metido! —logrando zafarse del agarre de su amigo, continuó con su caminata hasta llegar a su destino.

El de cabellos burdeos tan solo negó, mientras sonreía cálidamente —¿Aún no se ha dado cuenta? —rió ligeramente y siguió el camino de su amigo.

Aún sin haber entrado al aula de arte, ya podía escuchar los gritos de Zenitsu, junto a las típicas carcajadas de su extravagante profesor —como el mismo se denominaba—.

Sin saber si era una buena idea, se adentró a la clase en completo sigilo, para observar más de cerca aquellas tan graciosas escenas que a veces le brindaban su amigo y su profesor de artes.

—¿¡Cómo te atreves!? ¡Ni siquiera has pensado en cómo me sentiría! ¡¿Sabes la vergüenza que he pasado frente a gran parte del colegio!? —señalaba indignado al contrario, acusándolo de sus acciones.

Para ponerlos en contexto, deberíamos retroceder a unas pocas horas antes, cuando el timbre avisando de la hora del almuerzo sonó, dando por terminado la clase de matemáticas.

Todos se dirigieron a la cafetería, también aquel trío de amigos formado por Inosuke, Tanjiro y nuestro rubio protagonista de esta historia, Zenitsu. Al haber tenido que esperar a Inosuke —debido a una pelea con su actual profesor de matemáticas, al que dieron gracias por no haberlo mandado al despacho del director — el trío llegó más tarde de lo esperado a la cafetería y cuando se dieron cuenta ya una enorme multitud de personas hacia fila para comprar su almuerzo. Pero pronto se percataron de que toda aquella gente no estaba esperando para comer —pues muchos de ellos ya lo hacían en ese momento— no entendían la razón de ello hasta que la gente empezó a susurrar cosas entre ellos.

—¿Será una broma de Uzui-san? —susurraban algunos.

—¿Agatsuma ya lo sabe? ¿Habrá visto esto siquiera? —cuando los tres se percataron de las no tan discretas miradas que le mandaban al de cabellos rubios, decidieron descubrir el porqué de tanto alboroto.

Se adentraron poco a poco entra toda aquella multitud, algunos se pegaban codazos y otros tan solo susurraban cosas que tan solo eran perceptibles por el rubio, gracias a su gran audición. Debido a todos aquellos murmullos, Zenitsu descubrió que el causante de todo aquello era su profesor se artes y eso no le agradaba en lo absoluto, y aún más le enfureció lo que había atraído la atención de todos aquellos alumnos.

Un enorme cartel, con grandes letras que ponían "Eres el rayo de luz que le falta a la vida de este hombre, te amo Zenitsu" y un poco más abajo, el nombre de Uzui-san —en forma de firma—.

—¡No puede ser Monitsu! —Inosuke no reprimió sus carcajadas —Ya notaba yo que te comía con la mirada, ¡pero esto! ¡Es muchísimo mejor!

—Inosuke no creo que sea buen momento..—un preocupado Tanjiro, aunque ligeramente divertido, se acercó a Zenitsu —¿Estás bien..? —su amigo se había quedado perplejo al encontrar aquella no tan grata sorpresa.

Oɴᴇ-Sʜᴏᴛs [UᴢᴜZᴇɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora