Capítulo 1: la división nos une, por una vez

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Todos creen que hay que dar dos oportunidades a todo el mundo, pero hay momentos que las personas te llegan a lastimar tanto que te encierras; a lo mejor en vidas que te hacen sentir más tú, que tu propio mundo.

Siempre se dice de un lugar seguro es solo para ti, incompatible con nadie más, pero puedes encontrar a personas iguales a ti con la misma seguridad bajo nuevos mundos. Los libros.

Por qué los libros son portales a dimensiones que adormecen el dolor de la propia realidad, al menos unas horas. No hay tristeza más allá de la que el escritor decide.

En algunos las palabras dolían de verdad, pero se sentían reales. Todos esos mundos de ficticios creados por personas anónimas para otras que necesitaban un mundo diferente, su propio mundo.

¿Pero por qué tanta gente se definía con tantos mundos cuando están en el mismo? Un mundo dividido en riquezas, razas, religiones y orientaciones sexuales, y ahí encontramos uno de los muchos problemas en la vida, demasiada división.

Si ella decía que algo. Todos lo entendían. No había barreras que los separaban unos con otros.

Huyes de la realidad. La horrible realidad. Pero te juntas con otras personas viviendo las mismas historias de mentira pero que se consideraban propias.

Y eso era maravilloso. Hasta que empezó a ser una moda.

Todo se estropeó incluso antes de darse cuenta.


<<No es a malas, mis queridos lectores, pero hay que distinguir la fantasía de la realidad y saber cuando no hay que sobrepasar los límites de ambos mundos>>.

Rota tras la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora