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–¿De qué hablaba Kim hace unos segundos?

–Estoy seguro que la última vez dejé  la podadora por aquí.

Jungkook se adentró más en aquella bodega, siendo seguido por su amiga, quién rodó sus ojos.

–¿Sabes?, creo que estaba por las mesas.

Rápidamente la chica cerró las grandes puertas del lugar, aún sabiendo que no podían abrirse desde donde estaban. De todos modos no se le era tan importante eso como sacarle información al pelinegro.

Se cruzó de brazos esperando a que se dignara a hablar, porque si no lo hacía por las buenas, le gustaría demasiado recurrir con una violencia amistosa.

–Tienes cuatro segundos para empezar o te golpeo.

Dirigió su vista hacia abajo por un momento, para alzar ambas cejas.

–No te atreverías.

–Uno.

–Está bien, está bien.

Se encogió de hombros y sonrió orgullosa – Fue más fácil de lo que creí. Bien, te escucho.

Tomó asiento en una cubeta que encontró cerca. Mientras Jungkook, trataba de ordenar las palabras que ocuparía en su explicación. Vamos, es tan sencillo decir que tendrían otra animada salida con su estupendo ex amigo Lee Dak-Ho.

–¿Recuerdas sobre ese trato que estúpidamente acepté aunque tuviera miles de formas de alejarlo de su lado?

–Ajá.

–¿También de cuando bromeaste con el entrar a la cafetería y pretender divertirme con lo que sea y hablaban?

–Ajá.

–¿Y de que yo mismo nos invité a los cuatro a ir con ellos, pero no quise decirte nada porque quería hacerlo pasar por una sorpresa?

–¿Algo más?

–¿Sorpresa?

Se acercó, de la manera más tenebrosa según Jungkook. Min Yoonji podría darle ambiente a los momentos aburridos, y ya se sabe que cuida a los chicos como si fuera su madre, sin embargo, cuando se trataba de algo que no era de su agrado, tenía que recurrir a sus jalones de orejas, puñetazos y regaños que te hacían ya no cometer idioteces.

Claro que eso último no servía en Jungkook.

Reconoce que ha sido así desde que lo conoce, aunque le enoja que siempre termine metiendo la pata, deja que lo haga para que aprenda...ah, es verdad, no lo hace y vuelve a lo mismo. Sin duda, era como estar tratando con un niño de cuatro años.

Apretó sus dos mejillas con una sola mano, abultando así sus labios, además de sacarle un pequeño quejido.

–¿Y por qué esperabas hasta entonces?

–Si dejas de apretar, tal vez te conteste – dejó de hacerlo – Verás, el lunes estuve a punto de decirte, de no ser por mi humor que se fue a la mierda gracias una llamada del señor Jeon.

–Ajá.

–Ayer, tu misma viste que estaba en otro lugar menos aquí. Eso nos deja a hoy, que posiblemente estaría encargándome de problemas. Quizá mañana jueves podría tener algún incidente y retrasar más avisarte sobre los planes.

–Ajá.

–Viernes, no sé si te has fijado, pero casi siempre son el día donde me joden la existencia. Eso deja a sábado.

Yoonji no aguantó, se masajeó una de sus sienes y llevó sus cuatro nudillos directamente a su nariz.

–Jodeme, Ji.

–Lo que yo entendí de toda tu puta imaginación, es que no querías que desertaramos al mismo puto instante que supiéramos con quién iríamos.

–Así es más corto, entonces si.

Había recobrado su postura luego de corroborar que no salía sangre de sus fosas nasales, muy dramático de su parte al haber sido un suave golpe.

–¿Me dirás ya el consejo?

–No andaremos detrás de ti solo porque así lo decides. ¿Tanto miedo te da quedarte a solas con Kim?, no te volverás gay si eso piensas.

–No es eso.

–¿Qué es?, déjame entenderte.

Quitó uno de los cigarros de su oreja, lo encendió y dió unas cuantas caladas antes de empezar.

–No quiero que llegue a confundirse con una simple salida de amigos con la de intentar algo más. Sé que eso podría suceder al aceptar el trato, cosa que tú sabes y no lo seguiré tal cual.

–Y...

–Y...por otra parte, porque es lo primero que viene a mi mente. Además, somos un grupo, debemos tener salidas.

–Ajá.

–Deja de decir eso, joder, juro que te tiraré al lago. Mejor llama a tu réplica o a Jimin.

Con solo escuchar su risita, supo que estaban en un problemita, ya que ninguno tenía su teléfono.

–La ventana ha de estar abierta.

Otra vez con esa risa nerviosa.

–¿Qué?

–Aquí no hay ventana.

–Mierda, es cierto.

Bueno, será un largo rato gritando por ayuda.

Bueno, será un largo rato gritando por ayuda

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¿Me dejarías amarte? | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora