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El pelinegro entró a aquella oficina, irritado porque estaba tomando una pequeña siesta, antes de hacer  todo lo que su querido jefe le había dejado, pero ese mismo, le había dicho estrictamente que necesitaba charlar de algunas cosas con él.

Se sentó y tomó de la curvatura de su oreja, un cigarrillo, al haberlo encendido bajo la atenta mirada que aquel hombre, que al final se lo tendió en forma de diversión.

–¿Es muy divertido, no?

Dejó de mantener sus piernas unidas, aparentando ser inocente, las abrió y se apoyó en el respaldo de la silla.

–Contestame.

–No entiendo una sola palabra de la que me habla – le dió una larga calada – Así que es mejor que vuelva a mis asuntos.

Con media sonrisa, se dirigió hacia la puerta, donde solo colocó su mano en la perilla, porque una demandante voz se había hecho presente.

Un recuerdo pasó fugazmente en su mente, recreó cada detalle, sin adelantar o atrasar los hechos. Sentía como su piel se erizaba, creyendo que lo tenía detrás suyo, tan cerca, queriendo llevar sus asquerosos labios a su mejilla.

–¿O quisieras ser despedido?

–Oh, tengo demasiadas ganas de llorar, me están echando de aquí – se giró, parpadeando y puchereando falsamente – Le recuerdo, que puedo renunciar, cuando se me pegue la maldita puta gana, sin necesidad de estos dramas estúpidos.

–Entonces hazlo.

–Pero no será hoy, ni mañana, ni al día siguiente. Hice un trato y no voy a quedarme de brazos cruzados.

–No he visto que hayas sacado algo bueno en todo este tiempo, porque eres un inútil y cobarde.

Mordió sus mejillas internas, por el primer adjetivo. Justamente tenía que estarse sintiendo tan mal, que presentía y algo más relacionado con cierta persona, lo hará llorar. Jeon Jungkook quería llorar, y se odiaba por eso.

–Entonces despidame – lo dejó sin habla – Veo que tenemos los mismos planes – alzó ambas cejas – Si quiere jugar, debe ser parte del juego.

–En ese caso, ¿te gustaría un participante más?

Le dió una última mirada y por fin salía de ese calvario, tratando de regular su corazón que se había comenzado a agitar rápidamente al terminar de escuchar la interrogante.

Sin duda, tenía que apurarse en provocar que ese castañito renunciara.

Sin duda, tenía que apurarse en provocar que ese castañito renunciara

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¿Me dejarías amarte? | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora