Mi novio es una súperestrella || KiriBaku.

03.

¿Cómo había llegado a esta situación? Oh, ya lo recordaba.

Su mañana había sido normal: peleó con Deku por el control de la televisión mientras intentaba salvar su trasero, ya que su cuartada de pelirrojo no salió como esperaba. Luego, fue obligado a acompañar al peliverde a la playa, actuando como su niñera personal.

En la playa, se encontró con el "pelos de mierda", apodo que le puso a Kirishima. Pensaba que no volvería a verlo, pero ahí estaba, frente a él. Su plan original era escuchar música mientras disfrutaba del sol, ignorando a las personas y riéndose de aquellos que se cayeran por andar corriendo en la arena. Sin embargo, su plan se fue al demonio cuando Kirishima le habló. Inicialmente, se hizo el loco y solo se sentó al lado de un sujeto y, cuando estaba a punto de ponerse los audífonos, esa persona le habló y Bakugo rápidamente reconoció la voz.

Había hecho un buen trato con ese cantante sobre su auto. Kirishima no podía volver a casa debido a los paparazzis que lo esperaban afuera y necesitaba uno nuevo para pasar desapercibido. Pero lo que ninguno de los dos esperaba era que los paparazzis llegaran a la playa en busca del exitoso cantante Kirishima Eijiro.

El rubio pensó en negarse a subir nuevamente al auto con Kirishima y mandar todo a la mierda, pero terminó aceptando ayudarlo otra vez.

Se pusieron unos disfraces ridículos y lograron salir de ahí con facilidad. Pasaron una buena tarde juntos, visitando varios lugares de Estados Unidos y tomándose muchas fotos. Aunque Bakugo lo negara, se estaba divirtiendo con el pelirrojo. Tal vez su personalidad radiante lo abrumaba, pero debía admitir que era una buena persona.

Sin embargo, la vida de una estrella no es tan sencilla, y esos estúpidos paparazzis terminaron por perseguirlos. Bakugo tuvo la idea de tomar un desvío que salió mal, ya que su auto terminó en un gran charco de arena movediza o lodo, no sabía lo que era. Para su defensa, no conocía Estados Unidos y fue culpa del pelirrojo por hacerle caso y ser un ciego para no ver el camino. Bakugo estaba concentrado viendo el mapa y quejándose de la situación.

Y así llegaron a esa desastrosa situación: veían el auto de Yamada hundirse hasta el fondo del charco y ellos empapados de esa sustancia porque no tuvieron un buen equilibrio al salir del auto y no hundirse junto a él.

—Provecho.—Dijo el pelirrojo una vez que vio cómo se hundía en su totalidad.

—¡Eres un asesino de autos, asesinaste a Petunia!

Quedaron en silencio por varios segundos hasta que Bakugo volvió a reaccionar.

—Conduces pésimo, si yo hubiera conducido no hubiera pasado esto. Ahora busca mi mochila, cabello de mierda.

Se hincó en su lugar y hundió sus manos en esa horrible sustancia intentando buscar su bolso. El rubio comenzó a maldecir y quejarse de todo el embrollo; en esa mochila había cosas importantes como las fotos del estúpido anuario.

—Contesta ese maldito teléfono o acompañarás a Petunia en el más allá.

Lo dijo con una tranquilidad tan inquietante que parecía estar a punto de explotar nuevamente en una llamarada de insultos. Kirishima lo miró con horror y se alejó unos cuantos metros del rubio para contestar la llamada.

Por otro lado, Izuku estaba buscando a Bakugo mientras intentaba encontrar al propietario de las llaves que había encontrado en su mochila. Probó con cada uno de los autos hasta que finalmente escuchó el sonido que desactivaba la alarma de uno. Cuando revisó el interior, vio la licencia de conducir de Kirishima Eijiro. Casi le da un infarto de toda la emoción que sintió, tanto que llamó a su novio Shoto Todoroki y a su amiga Ochako Uraraka, quien lo estaba convenciendo de ir a la dirección que decía la licencia de conducir.

¿Parecería un fanático obsesivo?

—¿A dónde vas?

—Me voy con mi hermano. Soy su hermano-niñera, sin mí se va a perder.

—Por ahí no es el camino a la playa. —Apuntó hacia el lado contrario.

Bakugo rodó los ojos y comenzó a caminar en la dirección correcta, maldiciéndose a sí mismo por ser tan irresponsable y dejarse llevar por una superestrella caprichosa.

—Mira, por primera vez me estoy divirtiendo. Me siento tan libre sin esos molestos paparazzis detrás de mí. ¿Por qué tú no puedes divertirte también?

—Eres una ridícula estrella caprichosa. Yo no voy a rogarte como lo hacen tus amigos.—Dijo Bakugo, agudizando su voz.—¡Por favor, Kirishima, no te vayas, soy tan tonto por no tratarte como la estrella caprichosa que eres, perdóname! ¡Ay, ay, ay, pobre de mí! Eres tan inmaduro.

Kirishima alzó una ceja y se acercó al rubio.

—¿Inmaduro yo? Estos dos últimos días he estado preocupado y pensando en ti. Solo quiero que seamos amigos.

—Me golpeaste, me secuestraste, volviste a golpearme, casi me matas en el fango y asesinaste a Petunia. Tus amigos deben de tener una vida interesante contigo.—Costestó sarcástico.—Tanto estabas preocupado por mí que querías matarme.

—Tú quieres ser uno de mis amigos.

—Alucinas, te entró fango en la cabeza.—Respondió Bakugo, empujando con fuerza al pelirrojo con su hombro para poder empezar a caminar.

—Bakugo, esto no es lo que parece. Te veías tan relajado y divertido conmigo esta tarde. Pensé que te gustaba estar conmigo. A todo el mundo le agrado, ¿por qué a ti no?

—Tienes complejo de protagonista principal. Crees que todo el mundo te amará por donde pases. Eres un fastidio.

—Soy una buena persona y soy genial, ¿por qué no lo harían?

—Porque eres una jodida súperestrella.—Dijo Bakugo. Kirishima ladeó la cabeza, confundido, y Bakugo le dio un zape.—Haces lo que quieres cuando quieres. No sabes lo que es el puto espacio personal, no sabes respetar nada, das exageradas cantidades de dinero solo porque sí. Hay tanta gente trabajando para ti que muy seguramente no sabes sus nombres.

—Claro que sí sé, puff.

—Dime uno.

Por un minuto, Kirishima puso cara de póker.

—Andrew.

—Acabas de inventarlo.

—Sero es el sociable que conoce todos los nombres. Es su trabajo.—Contestó como si fuera lo más normal del mundo.

—Tus mejores amigos son tus managers. Muy seguramente tus demás amigos son falsos y tu pareja solo está ahí por la fama que le trae estar contigo. Eres demasiado ciego e iluso para darte cuenta de esto.

Hubo un silencio incómodo.

—¿y si te dijera algo que nadie más sabe?

De la nada, Kirishima cayó detrás de unas plantas. Bakugo comenzó a carcajearse, pero su risa se desvaneció al ver que el pelirrojo no salía de ahí. Al acercarse, fue jalado hacia el agua.