todos los personajes son creados por Ken Wakui.
sin embargo, queda prohibido cualquier tipo de plagio referente a los capítulos que se toman aquí y/o adaptaciones, ya que estos, son ideas mías.
- baji, mikey, mitsuya como reaccionarían cuando te encuentran llorando.
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El aire se sentía pesado, temías que algún momento ese aire te hiciera falta, lo sentías venir pronto y no encontrabas manera para tranquilizarte. Podías escuchar tu corazón y como tus manos temblaban ligeramente, como tu vista era nublada por la cantidad considerable de lágrimas que salían de estos.
Un ruido en la puerta fue suficiente y tan vago como para que olvidaras tu sentir durante segundos y luego volver, no tenias voz para decir que no querías ver a nadie pero tus piernas flaqueaban haciendo que eso fuera una pésima idea.
- ¿Estas ahí? - Esa voz, hizo que consiguieras fuerzas y te levantarás lentamente. Te dirigiste a la puerta y otro ruido se hizo presente. - Se que si, por favor ábreme.
Él sabía, era consiente de tu malestar y tus malos ratos, era consiente como te escabullías para no tener que lidiar con ellos y era consiente de la ayuda que necesitabas. Abriste la puerta dudosa y lentamente la imagen de aquel chico pelinegro se hizo presente.
Tenía el cabello suelto y su habitual sonrisa no estaba presente mostrando sus enormes colmillos, ahora se encontraba serio y notabas en su mirada lo preocupado que estaba. A paso lento y dudando para que no te fueras se acerco lentamente a ti.
Tomó tu mano y se adentro en tu casa, jalo de ella levemente para hacerte sentar en el sillón y prosiguió a dar ligeras caricias en tu mano. Tu llanto había bajado considerablemente pero sollozos traicioneros y ojos rojos fueron los primeros en delatarte.
- ¿Estas bien? Maldita sea, no sabes cuanto odio verte así y no tener una idea de que hacer - Rasco su cabello frustrado y un chasquido salió de su boca. Lo viste directamente a los ojos y nuevamente estos se nublaban anunciando un nuevo llanto.
Un susurro de el diciendo "ven" y un jalo fueron suficientes para que el mayor quedara abrazado hacía ti. Se recostó haciendo que este fuera mas cómodo y te sintieras mejor. Su mano se dirigió a tu cabeza que se encontraba en su cuello y dio toques a tu cabello.
Moviéndose de arriba y abajo, dirigiéndose a tu espalda y volviendo hacia tu cabello. Un beso en tu cabeza tan leve como si tuviera miedo a hacerte daño se hizo presente.
- No se que pase, no tienes que hablar si no estas lista pero estoy aquí, estaré aquí hasta que te encuentres mejor - Y eso fue suficiente para sollozar esa noche en compañía de el, dedicándose a cuidar de ti y de tu mal rato.
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- Deja de hacer eso - Dijiste entre sollozo ante la actitud inmadura de este. Llevabas un buen rato llorando y Mikey en desesperación de no lograr calmarte había recurrido a hacer bromas y comportamientos infantiles. Dejo de hacerlo volviendo al silencio anteriormente.
En esa habitación solo se escucha como sorbías tu nariz y como sollozos se escapaban. Mikey solo se levanto del sillón donde se encontraban y se inclino en el suelo para estar a tu altura sentada.
- No puedo ayudarte si no se que pasa. - Su vista se poso en ti y podías ver y notar su preocupación hacia ti. Es cierto que desde hace rato no habías comentado y solo te habías lanzado a llorar. - No sabes lo mucho que odio verte así y no poder hacer nada.
Su mano fue hacia tu muslo y lo acaricio ligeramente, moviendo sus dedos para hacer círculos para después levantarse y darte un beso en la frente.
- Se que hacer, vayamos a comer y dar una vuelta cuando te sientas lista de hablar estaré ahí, mientras vamos por algo que te haga sentir mejor. - Su sonrisa sin mostrar dientes te mostró confort y agradeciste internamente que el haya estado en tu vida para poder sanar tu corazón.
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Sentías como los dedos de Mitsuya hacían un ligero masaje en tu cabello mientras que con su otra mano sujetaba tu espalda para tenerte cerca de él. Ambos se habían recostado, tu rostro estaba escondido en su cuello y su camisa estaba empapada de lágrimas que salían sin aviso.
- Tranquila, estoy aquí, todo estará bien. - Dejo un beso en tu cabeza y eso hizo que alzarás tu rostro para encontrarse con el de él. Una mirada tranquila y neutra pero sabías que por dentro el necesitaba hacerte dejar de llorar. Le rompía el corazón verte así.
Este aprovecho y se alejo levemente de ti para limpiar los residuos de lágrimas en tus pestañas. Para luego acariciar tu rostro con ternura y acunarlo con sus manos. Un beso en tu nariz se hizo presente y este bajo a tus labios tomándote por sorpresa.
Lo miraste sonrojada por ese movimiento que no esperabas y el tomó impulso para darte otro beso algo mas largo. Se separaron y bajaste la mirada, notaste lo mucho que habías empapado tu camisa.
- Lo siento mucho, prometo lavarla por ti. - Él solo frunció el ceño negándose y dándote un beso en la frente.
- Es lo de menos, quiero verte bien, ahora que tal si te preparo tu comida favorita y cuando te sientas lista te escuchare y apoyare - Te hizo ilusión sentirte tan apoyada y amada en ese momento. - Me importas, no te sientas forzada a decirlo cuando no quieres pero tenme presente siempre, que estoy para aliviar tus lágrimas y si con palabras no puedo ayudar, tienes mis brazos para escapar de esos problemas que te atormentan.
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