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Narrador Omnisciente :
¿Qué es lo que pasa cuando dos almas perdidas, se encuentran?
- Dimitri, que esto quede entre nosotros... por favor. - dijo algo apenado el de ojos de verdes.
- No te preocupes, - hizo una X en su pecho, mientras le regalaba una sonrisa compasiva. - seré como una caja fuerte.
Thomas asintió levemente, esa plática de la playa estuvo un poco intensa y analítica, tanto que Dimitri le hizo recordar a su ex psicóloga. Jamás llegó a pensar que se abriría tan rápido con una persona que acababa de conocer, sin embargo, su corazón le decía que estaba haciendo lo correcto, pero su cabeza y su razón le decían lo opuesto ¿Cómo había sido tan tonto como para contarle eso tan personal a un completo extraño?
- Lo que tu digas. - balbuceó y bostezó enérgicamente y observó por la ventana de la camioneta.
Tenía frío, ¿por qué? que gran pregunta Dorothy, pues ambos niños jugaron como focas epilépticas en las orillas de la playa, incluso el mayor estaba empapado hasta los calzones, igual o peor que el de menor edad.
Aproximadamente eran las 07:16 pm, y ya estaba lo suficientemente tarde como para ver la luna en el cielo nocturno pero mas no a las estrellas, el cielo todavía conservaba esos colores rosados degradándose a morado y luego a violeta, «Que cosa más hermosa» pensó el ojiverde con una sonrisa torcida.
Mientras, él lobo feroz, tenía una sonrisa de polo a polo, se sentía tan triunfador que según él no había nada ni nadie que lo derribará de su pedestal. Había logrado armar con un poco de dificultad el complejo de ser humano llamado Thomas, él sabía que eso era solo un fragmento de aquel enigma, pero le alegraba ya conocer al menos una fracción de su vida.
Sin apuro alguno, estacionó la camioneta negra detrás de otra camioneta que le resultaba completamente familiar, apagó el motor y procedió a bajarse de del vehículo, siendo acompañado por el niño.
Una ráfaga de viento helado se hizo presente en toda la zona, el frío era monumental, digno y frívolo, congelando hasta los huesos, pero sobre todo, sobrenatural.
- Valla, todavía estamos en agosto como para que empiece a nevar. - murmuró paseando su mano por su barba esporádica que estaba perfectamente recortada.
Por su parte, Thomas, quería creer que se trataba de una anormalidad de la madre naturaleza, pero tristemente la verdad lo llevaba a sospechar de un wensen bastante particular y que jamás había visto en carne propia pero si su boceto en el libro. Pero habían problemas, él se había prometido no volver a abrir ese libro ¿entonces, que es lo que haría?
- Madre de las hamburguesas, mejor entremos o moriremos congelados. - a vista del lobo, pareció broma lo que dijo, pero no sabía que habían verdad en ellas.
