Capítulo III

529 57 27
                                    

Ha pasado una semana desde que llegué a este lugar, y la verdad es que Cass tenía razón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Ha pasado una semana desde que llegué a este lugar, y la verdad es que Cass tenía razón. El ambiente es mucho mejor que el de la ciudad, a las 03:30pm de la tarde se puede escuchar el relajante sonido de las aves cantando y a las 05:00pm sale la Golden Hour.

La verdad no he visto casi chicos de mi edad por el vecindario, y no es como si saliera mucho.

El jueves cuando llegamos después de descansar Cassandra llamo al agente inmobiliario que le vendió la casa para que le explicará por qué no había energía, y lo que le dijo es que tenía que ponerse en contacto con un electricista o algo así, y le dio un número. La verdad considero esto un pésimo servicio. No recomiendo comprar casas online.

El punto es que todo iba bien hasta que llegó el día lunes, hoy.

— ¿Estás emocionado? Siento que se me va a salir el corazón del pecho. — hablo rápidamente mientras su corazón palpitaba más de lo normal.

— Cálmate, solo tu estás emocionada. Odio esto. — le confesé irritado quitándome el cinturón de seguridad mientras aparcaba la camioneta en las afueras de la escuela-secundaria Dakota North High.

— No seas pesimista, tienes que compartir con más chicos de tu edad.

— Sabes que no tengo la "condición" para compartir con chicos de mi edad. Mínimo puedo sacarles un ojo si me molestan. — rode los ojos mientras abría la puerta del vehículo y me bajaba.

— No te atrevas Thomas, — pronunció frunciendo las cejas y saliendo para seguirme el paso. — por favor quiero que te lleves bien.

— Quiero mis clases online.

Agregue molestó para introducir mis manos en los bolsillos de mi sudadera. Y nos adentramos en la institución, muchos se nos quedaban mirando.

Incómodo, realmente incómodo.

Caminamos por un pasillo con muchos estantes repletos de trofeos deportivos, entre ellos Fútbol Americano, Lacrosse y Natación. Al parecer era famosa en el ámbito deportivo. Después de caminar varios segundos encontramos el ambiente administrativo y por ende la dirección.

La verdad mi tía ya había echo una solicitud de nuevo ingreso avalada por el ministerio público de Washington, y mis notas eran realmente buenas así que no se negaron en lo absoluto, podría adaptarme fácilmente a la situación. Lo único malo era que estaban a mitad de curso escolar, sería difícil socializar, pero no era algo que me importara hacer.

Tras 20 minutos de vida desperdiciados en una charla inútil me entregaron en horario, lista de materias y la llave de mi casillero.

— Pórtate bien, nos vemos en la casa ¿Si? — decía finalmente despidiéndose, no sin antes dejarme un beso en la frente.

Y la ví montarse en la camioneta e irse lentamente, cómo si hubiera sido en cámara lenta. Solté un suspiro de mala gana y mire el horario, me tocaba Historia General y Sociocultural en el aula A-2 cuando iba a darme la vuelta el molesto ruido de la campana y de la nada surgió una montaña de estudiantes corriendo y empujandose para llegar a su salones. Si tuviera que calificar esto, sería claramente una estrella de díez, pésimo servicio.

Después de todo ese trajín, logré encontrar el aula A-2, yo solo. La directora pudo haberme echo un breve recorrido sobre las instalaciones pero cuando mi tía se fue, ella también se esfumó y lo demás es historia.

Toque dos veces la puerta, y está se abrió dejando ver a una señora de aproximadamente como unos 50 y pico, lentes y un horrible labial rojo. Se hizo a un lado para dejarme pasar y volver a cerrar la puerta.

— Ejem, ejem. — carraspeo un poco llamando la atención. — Chicos presten atención, el día de hoy le damos la bienvenida a nuestro nuevo compañero, anda cariño, preséntate.

— Soy Thomas Greyson. — dije con el rostro serio y voz neutral.

— Oh, valla que bien, cuéntanos sobre ti, ¿de dónde vienes? — hablaba con falso interés mientras caminaba hacia su escritorio dejándome solo frente a la clase.

— tengo 14, y vengo de Washington DC.

Escuché varios murmullos y risas. Solo chasquee la lengua.

—  ¿Ya me puedo sentar? — agregue.

La profesora hizo una mueca y asintió. Visualize un puesto libre al final de la fila que estaba pegada a la pared, dónde había una ventana que daba hacia toda la preparatoria, camine a paso lento hasta alcanzar el lugar y dejar mi mochila en el suelo.

La ventana daba vista hacia las dos canchas de fútbol y Lacrosse, este lugar era enorme.

Adonde he venido a parar. — pense mientras volvía a suspirar derrotado con una mirada de resignación hacia la pizarra.

 — pense mientras volvía a suspirar derrotado con una mirada de resignación hacia la pizarra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄𝐍𝐀𝐓𝐔𝐑𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora