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Los pasillos de los hospitales son tan blancos que duelen la vista, de alguna manera la nieve no se ve tan molesta en comparación a las paredes de los edificios. Los pasos resonaban por el eco del lugar, casi no había gente.

Con una molestia en el estómago, un grupo de amigos se dirigía a una habitación, en la cuál ya se encontraba una mujer un tanto robusta al lado de un chico pelirrojo.

El grupo de tres personas entró a la habitación, en ese momento la señora se despidió del chico pelirrojo y salió de la habitación, para dejar a solas a éste grupo.

— Hola, Reki ¿Cómo te has sentido? — Preguntó el hombre de cabellos verdes

— ¡Hola chicos! — dijo con una sonrisa típica — He estado más cansado de lo normal y anoche tuve algo de fiebre, pero me siento mejor

— Eso es bueno... En la escuela todos te extrañan, me pidieron que te diera esto — El cabellos celestes extendió un papel

El pelirrojo tomó el papel con confusión, era una nota con palabras de ánimo hacía él chico, con alguna que otra broma de por medio. Ante esto el de ojos anaranjados soltó una pequeña risa.

— Se están preocupando de más — Doblo él papel y lo dejo cerca de su mesa de noche — ¿Miya y Shadow no vinieron con ustedes?

— Miya debía estudiar para un examen y Shadow no puedo liberarse del trabajo — Aseguró el cabellos rosados

— Hum! Que mal, me hubiera gustado verlos — él pelirrojo hizo un puchero en su camilla

Él de ojos celestes bajo la mirada, últimamente le era cada vez más difícil mirar a su amigo. Siempre había sido muy vivaz, incluso ahora que se detecto su enfermedad. Había bajado de peso y hace poco fue internado en el hospital. Para Langa , la noticia, fue como una patada en el estómago... No, seguro eso dolía menos.

Las conversaciones que tenían con Reki siempre eran difíciles para el grupo. En un punto Miya había dejado de ir, no sabían porque, pero siempre evitaba el volver al hospital, solo había ido unas tres veces.

Durante la conversación que tenían esa tarde se podía sentir el cansancio de Reki, en sus palabras, expresiones e incluso en su mirada. Los medicamentos lo tenían cada día más cansados, pero existía la esperanza de que cunado acabará el tratamiento el se mejorara.

Cada día Reki se vía más cansado, pero la sonrisa no lo abandonaba ¿Por qué? Ninguno de ellos sabía, tampoco tenían las agallas para preguntarle sobre eso.

Las horas pasan sin detenerse, llegando la hora de que debían retirarse, por lo que procedieron a irse de la habitación.

— ¿Langa... Puedes... Quedarte? Necesito decirte algo— Dijo él chico nervioso en la camilla

Langa lo miro sorprendido, pero accedió, se despidió de sus compañeros, suspiro para calmar sus pensamientos pesimistas y miró a su amigo. Se acercó hasta él y se sentó en la silla que estaba al lado de la camilla, cruzaron miradas pero rápidamente Langa bajo la vista al suelo.

— Yo... Quería decirte algo...

El corazón de Langa empezó a latir. Una parte de él quería saber que diría, otra, le decía que ya sabía que diría. No quería escuchar, no estaba listo para escuchar lo que sea que Reki le estaba por decir.

— Reki... Es tarde — Interrumpió — ¿Puedes decírmelo mañana?

Langa levanto la vista, la cara del chico frente a él era de una sonrisa falsa. Esa expresión era tan repugnante de ver en Reki, quien siempre lleva una sonrisa honesta,  el hecho contrajo el corazón del canadiense. Él pelirrojo solo asintió, tenía aún esa mirada apagada y esa sonrisa forzada.

Langa nuevamente bajo la cabeza, ambos se quedaron en silencio, de vez en cuando él chico de ojos azulados miraba a Reki, quien estaba apretando las sábanas y tenía la mirada baja.

Langa no quería dejar de esa manera a Reki, no quería que se sentiría frustrado, ya era suficiente con el dolor de su enfermedad, pero no sabía que decir. En silencio se levantó y salió de la habitación, se detuvo una cerró la puerta, quería volver y escuchar a Reki, quería verlo con una sonrisa animada, pero eso ya no iba a pasar.

— Debiste haberlo dejado hablar o al menos vuelve para preguntar que era lo que iba a decir

Los hombres que habían venido se habían quedado al lado de la puerta. A pesar de las palabras de Kaoru él chico no escuchó, con pasos ligeros se iba del pasillo.

Ya no podía soportaba ir al hospital, tener que salir, volver y así todos los días. Pero la idea de pasar sin ver a Reki por un solo día era mucho peor.

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Hola, espero que les guste esté fanfic y sobre todo espero poder transmitir lo que quiero con él.

Por favor disfruten mucho.

El Deseo De RekiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora