Epílogo

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221B Baker Street, Londres. 2:45 am

Todo parecía estar tranquilo en el apartamento después de varios días de trabajo y mudanza, esa noche Sherlock había pasado la mayor parte del tiempo en la cocina ocupado con uno de sus tantos experimentos y cerca de dar las 3 de la mañana sacó su celular y contempló por tercera o cuarta vez en esa noche aquellas llamadas perdidas que no hacían otra cosa que desconcentrarlo, ni siquiera eran recientes, tampoco los mensajes de; "¿Hola? ¿Estás bien? ¿Dónde te has metido? ¡Sherlock Holmes!" Entre otros más que había estado ignorando por todo el trabajo y ahora no sabía como llamar y disculparse porque nunca fue bueno para eso.

No importaba que tan lejos estuviera esa amiga, siempre sobre pensaba todo cada que tenía que llamarla no porque le molestara el posible reclamo que recibiría, sino porque sabía bien que siempre se quedaba con esa sensación de vacío al terminar cada llamada, habían pasado 8 años desde que Grace se había ido y aunque se acostumbró a extrañarla era algo que no podía ignorar sobre todo cuando escuchaba de nuevo su voz, por eso era difícil llamarla, poco después de las 3 am Sherlock tomó asiento en una de las sillas de la cocina y se decidió al fin marcar ese numero preparándose para lo que le esperaba después de casi cuatro meses, agradecido por un momento de no tener a esa mujer al frente en cuanto respondiera.

Sur de California L.A. 6:45 pm

Eran casi las 7 de la noche cuando Grace llegó a su departamento después de una larga sesión de fotos, había pasado toda la tarde en Zuma Beach y lo primero que quería era llegar y tomar un largo baño escuchando un poco de música, dejó la maleta donde cargaba su equipo de fotografía sobre la mesa de la entrada y se encaminó a su habitación para empezar con su proceso de descanso cuando en ese momento su celular sonó, ella contestó sin detenerse a mirar el numero pues se encontraba en el baño abriendo el agua de la tina.

—Diga—y al instante reconoció la voz que le respondió.

—Soy yo—Grace dejó que el agua siguiera corriendo y salió del baño para sentarse en la cama, tenía meses sin escucharlo que supo que debería ponerse cómoda para empezar con el reclamo que su amigo se merecía.

—¡Vaya! ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿4 meses? No sueles desaparecer tanto tiempo Sherlock—le comentó con molestia, pues durante todo ese tiempo él nunca regresó ninguna de sus llamadas ni respondió los mensajes.

—Estaba un poco ocupado, casos, mudanzas, gente estúpida, ya sabes, lo normal—le respondió con tono despreocupado, Grace intentó ignorar su enojo y miró su reloj haciendo cuentas mentales hasta que supo que hora era en Londres.

—Sherlock son las 3 de la mañana en Londres, estas aburrido ¿Cierto?—le preguntó y pudo escuchar a través de la línea el tintineo de unos cristales.

—Correcto, no puedo dormir y creí que sería un buen momento para hablar sin todo el ruido de la ciudad—Grace se acomodo en la cama mientras lo escuchaba, su voz sonaba casi tan calmada como siempre.

—Aburrido es igual a no tener un caso interesante—ella sabía bien lo molesto que era durante ese lapso de espera entre un caso a otro que por un instante agradeció estar muy lejos de él.

—Acabo de terminar uno—

—¿Y cómo estuvo, algo interesante por contar?—preguntó esperando impaciente porque sus anécdotas siempre eran interesantes e insólitas y una de las cosas que más extrañaba desde que vivía en Los Ángeles era pasar una tarde con él y acompañarlo a un caso así fuera solo unas cuantas horas.

—Cuatro muertes y una nota en la última, un asesino serial—empezó a contar por lo que Grace no pudo contener una risa olvidando por completo su molestia, aunque era verdad que nunca duraba tanto tiempo enojada con él.

¿Puedo tomar tu pulso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora