Capítulo 28

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* Ana Paula POV *

Después de mi confesión, pude sentir que Valentina se tensó y notar el cambio en su respiración. En un solo movimiento, ella se giró, posando sus manos en mi espalda baja y juntando nuestros labios en el beso más ansiado, dulce, lento y apasionado del universo. No me importo que aún estuviéramos en el aeropuerto, por lo que puse ambas de mis manos en sus hombres y traté de profundizar más dicho beso.

Sentir su cuerpo con el mío, traía un sin fin de emociones que moría por explorar más a profundo, así como por tomar su mano y dirigirnos hacia la camioneta de Alejandra. Cuando sentí que su lengua danzaba con la mía, no pude evitar el pequeño gemido que salió por mis labios. Al olvidar que aún seguíamos paradas en la mitad del aeropuerto y que Ale Valencia estaba parada justo ahí, lo único que pudo traerme de regreso a la realidad fue escuchar el ruido que hizo con su garganta, como intentando llamar nuestra atención.

- Discúlpanos Ale - dije apenada después de alejarme de Vale, mientras escondía mi rostro entre su cuello y su pecho.

- Por mi, no hay problema, tan fácil como voltearme. Pero no se si quieran seguir dando espectáculo aquí, o mejor irse a mi casa - contestó mientras contenía su risa. Sabía que Ale es una persona muy comprensiva y que jamás nos juzgaría. Estaba tan agradecida de que sea mi amiga.

- Disculpa Ale, y gracias por recibirnos aquí contigo - contestó Valentina, mientras se aseguraba de tomar mi mano.

Antes de comenzar nuestro camino hacia el carro de Alejandra, Vale se ofreció a llevar mi maleta. Se me hacía tan tierna ya que ella es un poco más pequeña que yo, y ya venía cargando la suya.

- No te preocupes amor, yo puedo hacerlo - dije con una sonrisa, y me acerqué a besar su mejilla. Pude notar como Valentina no podía dejar de sonreír.

- Miren chicas, este será su vehículo - dijo Ale mientras señalaba su camioneta. Era una Trail Blazer negra, muy bien cuidada.

Una vez que pusimos nuestras cosas en la camioneta, Alejandra nos dijo que ella se iría en Uber a su casa. Nos entregó las llaves de su casa de playa en San Carlos y nos dio indicaciones para llegar. Nos dijo que sería sencillo si seguíamos el mapa, y que la casa, estaba en un área privada y muy segura de la zona, por lo que no teníamos nada de que preocuparnos. Ya para irse, no dije que ella y Aída nos habían dejado algunas sorpresas en la casa, mientras nos guiñó el ojo y se subió al vehículo que había pasado por ella.

Una vez solas, Vale y yo nos montamos en el carro, y decidimos alistarnos para nuestro viaje. Sería un camino de una hora y media. Como sabía que Valentina aún estaba muerta de su viaje, y ya habiendo yo visitando San Carlos antes, me ofrecí a ser quien manejes hacía ya. Valentina aceptó y besó mi mano, mientras se recostaba en el asiento del copiloto. No pude evitar sonreír al verla recostada en el asiento, mirándome a mi.

Le pregunté si quería que pasáramos por algunos snacks y bebidas al tan famoso Oxxo, y ella accedió. Al encontrar una de estas tiendas de conveniencia tan conocidas, me lleve una sorpresa al ver que tenían servicio de Drive-Thru. ¡Bendito Hermosillo! Pensé, al darme cuenta que esto nos haría las cosas más sencillas.

Cuando fue nuestro turno en la ventanilla, decidí bajarle un poco a la música que veníamos escuchando y pedir algunas de las cosas que Vale y yo nos moríamos por comer. La muchacha encargada nos entregó todo, no sin antes darnos una tierna mirada y sonrisa, y nos dijo que disfrutáramos nuestras cosas. Decidí quedarme por unos minutos en su estacionamiento, antes de tomar la avenida principal, para poder darle algo de las botanas a Valentina, y poder comer algo yo también.

Sentía que este día solo iba a mejorar y mejorar cada vez más. Sabía que debía controlar mis ansias pero no podía controlarme al ver a mi novia tan hermosa, estando frente a mi y comiendo uno de sus gansitos, su siguiente pregunta, me sacaría de mis pensamientos.

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