-¿No fue suficiente lo que hiciste?...¿No te bastó con matar a mis maestros...A mi amigo?...¿Acaso no te alcanzo hacer sufrir a la Aldea entera?; ¿Tienes que hacerme sufrir a mi también? Y..Si. Suena egoísta de mi parte decir esto en estas circunsta...
- Buenos días Sasuke - dije sentándome a su derecha en el comedor.
- Te tardaste - mencionó sin mirarme.
- Pues... Si, me encontré con Fuya - expliqué acomodando el bolso que traía.
- No te pregunté sobre lo que estabas haciendo... - mencionó enderezandose.
- Pues... Lo sé, pero... - mi frase fue interrumpida
- Odio repetir las cosas, no te dije que me expliques, así que cierra la boca -
Aquí vamos de nuevo.
Solo había pasado una noche, y él volvió a su bipolaridad. La noche anterior creí ver algo de humanidad en él, pero ahora me volvía a tratar como si no fuera nada... Otra vez.
- ¿Qué vas a comer? - cuestionó mirándome como siempre.
- Lo que haya... No me importa... - respondí seriamente.
- ¿Quieres fruta? -
- Cualquier cosa Sasuke, no me importa - en mi voz se denotó estrés, y no era para menos... Estar con él, y que tenga esa actitud no mejoraba mi humor.
- ¿Cuál es tu problema? - puso sus brazos en la mesa y me miró confundido y estresado también
- Ninguno, ya pide lo que quieras... - me volteé y apoye mi mentón en mi brazo.
- ¡Sakura! -
- ¡¿Qué?! Ya te dije... No me importa que comamos... - dije molesta... La situación me estaba llevando a un límite.
- ¿Fuyuka te dijo algo? -
- No te importa... Solo pide la maldita comida y no me molestes más - ordené recobrando la compostura.
- Te pido ensalada y ya. -
- Si... Lo que quieras - comenté sin prestarle atención y seguir metida dentro de mis pensamientos.
La mañana había sido... Rara.
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