Paternales Aventuras En Otro Mundo.

Prólogo

Calendario Dorado: Año 985

El martillo se elevó con cierta pesadez en su movimiento. La luz solar naranja de la tarde se filtró por las hojas de árboles circundantes y posó sobre la herramienta, formando un breve brillo luminoso en la superficie de metal del martillo antes de desaparecer con un rápido movimiento hacia abajo. Hubo un retumbante sonido de impacto mientras astillas de madera se esparcían por el suelo. Ligeramente, antes de volar en ritmos aleatorios por la brisa de la ocasión, el anochecer llegaba; el aire frío de la noche empezaba a aparecer con cierta constancia.

Nuevamente y aún así, el martillo se elevó sin tiempo de retraso hacia arriba, para moverse implacablemente en un ángulo descendente. Nuevamente, se escuchó un sonido de impacto. El clavo metálico se clavó con mayor firmeza en la madera mientras el martillo subía y bajaba. Ritmo constante, impactos recurrentes y unos segundos envueltos en un sólo sonido de impacto; así pasaron más de una docena de segundos, antes qué el martillo bajará en un último acto.

—Finalmente terminé.

Expresó una voz masculina de tono juvenil. El poseedor del martillo exhaló un breve suspiró antes de sonreír ligeramente, elevando su mirada azulada hacía arriba, observó lo qué había colgado, un cártel. Saltó hacía atrás desde unas escaleras y aterrizó en la tierra a un par de metros. La distancia no era suficiente, así qué retrocedió un par de pasos más para finalmente observarla de la forma más completa posible. Había una inmensa casa de madera frente a sus ojos.

— Han pasado cuatro meses desde qué inicié su construcción.

El joven, sonrió con más amplitud. La inmensidad de la casa y su diseño lo enorgullecía, el cártel situado en una parte frontal y superior de la misma apareció en sus ojos, dónde las palabras "Casa Neón" se destacaron visualmente. Está era la casa que tenía su apellido, la casa qué había construido con sus propias manos luego de cuatro meses en esté lugar. Su abuelo estaría orgulloso, sí pudiera verlo. Después de todo, probablemente era el primero en lograr tal hazaña.

«Yo, Zero, probablemente sea el primero en construir una casa en otro mundo con conocimientos de un mundo distinto. »

El tamaño de la misma era inmensa, y aunque era casi completamente hecha de madera, la misma era de gran calidad; mágica, era una madera con propiedades mágicas qué ni el mismo comprendía. Aún así, la casa tenía un encanto moderno y mágico qué irradiaba la modernidad del constructor y acentuaba el aura fantasiosa y medieval de esté mundo. Estaba suspendida un metro y medio por encima del suelo, externamente parecía una casa de verano simple con linternas colgadas en varios lugares específicos del frente. Internamente era bastante moderno y lujoso, habían varias habitaciones estando entre ellas un almacén, un estudio con varios estantes con libros, una sala bellamente amueblada y una cocina cómo baño de alta calidad.

Había inventado junto con ayuda de algunos herreros y arquitectos reales un sistema de tuberías conectado por toda la casa bajo sus conocimientos en esa área. Era un sistema muy completo, moderno; no sólo para el baño, sinó uno para la cocina e inclusive, logró crear una "nevera", aunque todo en realidad funcionaba mediante piedras mágicas qué había comprado con ayuda de profesionales. Todo se debía a la amabilidad del Rey de esté reino.

— Han pasado un poco más de cuatro meses desde qué llegué a esté mundo...

Zero Neón, un joven de 15 años de edad había llegado a esté mundo de fantasía, invocado junto a otra persona proclamada héroe por esté reino hace ya unos cuatro meses. Su invocación no había sido planeada, él era después de todo sólo un simple error de cálculo qué apareció allí de forma accidental junto con el héroe. Afortunadamente, su accidental llegada no fue indicio de un cruel recibimiento por parte de los seres de este mundo. De hecho, cómo compensación a está tragedia se le ofreció una suma de dinero bastante elevada para pasar unos años aquí, una suma lo suficientemente grande cómo para vivir cómodamente unos diez años además de otros favores.