◆Capítulo 4◆

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Omnisciente:

Kirishima, Mina, Kaminari, Uraraka e Izuku se encontraban bañándose y hacer tonterías en las aguas del lago. Bakugo estaba sentado cerca del borde, no queria entrar ya que queria admirar a aquel hermoso chico de cabellos verdes.

Él se había enamorado hace tiempo de aquel pecoso, pero su fantasía fue destruida al ver como aquella peli-castaña besaba con dulzura a Su chico.

Kirishima:
- Vamos a salir, dentro de rato se hará de noche -habló y fue nadando a  la orilla-

Los demás le Siguieron, el atardecer estaba por hacerse presente, se secaron sus cuerpos y entraron a sus carpas para cambiarse de ropas.

Denki:
- Hey Uraraka, vayamos a por leña para la fogata -sonrió de forma radiante-

Uraraka:
- Vamos -sonrió leve siguiendo al rubio-

Kirishima:
- Bakubro, Midobro, ¿pueden ir por unas rocas? Por favor -saliendo de la carpa- yo buscaré ramas limpias para los malvaviscos con Mina

Izuku:
- Claro, vamos Kacchan -caminó en dirección al interior del bosque-

Bakugo:
- Tsk, no me des órdenes Maldito Deku. -frunció el ceño yendo a lado del mencionado-

Los demás fueron a hacer lo que les tocaba. Izuku y Bakugo llegaron a un pequeño lugar rocoso, mientras que el peli-verde trataba de encontrar buenas rocas, una mano en su hombro lo hizo voltear encontrándose con esos rubíes viéndolo.

Izuku:
- ¿Kacch...

Fue callado y sorprendido por un repentino beso, uno dulce y apasionado. Aquellas mejillas pecosas se tiñeron de un tono rojizo, sus ojos se agrandaron por la sorpresa.

Quería separarse para hablar pero Bakugo aprovechó ello para empezar a jugar con la lengua del menor de una forma algo desesperada. Izuku estaba temblando un poco, cerraba sus ojos con algo de fuerzas y tenía unas pequeñas lágrimas al borde de los ojos.

Los minutos se hacían eternos hasta que Katsuki se dignó a separarse y dar un respiro a Izuku, un ligero hilo de saliva conectaba ambas lenguas.

Izuku:
- Ka-kacchan... ¿Po-por que hiciste eso? -se notaba nervioso, el sonrojo cubrió por completo sus mejillas-

Bakugo:
- Tsk. Es por qué me gustas, maldita sea, que no te das cuenta.  -frunció el ceño-

Izuku:
- Yo... Pero, estoy con Uraraka.. -aquello enojó bastante al mayor-

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Todos se encontraban alrededor de la fogata, asando sus malvaviscos, hablando de tonterías, otras veces contando historias de terror. Pero nadie notaba la pequeña incomodidad de cierto peli-verde siendo acechado por una mirada rubí.

Los minutos pasaban, disfrutando su primer día de Campamento... Aunque también el último día..

Mina:
- Bien, es hora de dormir, ya es tarde -levantándose y estirándose-

Enamorado de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora