Todo ser humano alberga ciertos deseos oscuros dentro del corazón.
Viola no era diferente. Ella soñaba con recuperar su estatus y ser reconocida como una princesa del reino otra vez; sin embargo, en vez de una pluma, ella tuvo que empuñar una espada. En lugar de tomar el sol mientras bebía té, ella tuvo que montar a caballo y entrenar en el manejo de la espada.
¿Por qué era esto así?
Precisamente porque Viola solo era mitad hija de la realeza. Su mera existencia era una desgracia para el reino porque la mitad de su sangre era considerada sucia. Sin embargo el rey, quien nunca la había aceptado como una hija de la realeza antes, visitó a Viola un día.
"¿Deseas vengar a Edward?"
Las orejas de Viola se levantaron ante las palabras del rey. Edward, su hermano mayor por dos años, fue asesinado en el campo de batalla... sacrificado por el Ejército Sangriento del Imperio Arpen.
Ella aún recuerda la última vez que lo vio. Su cuerpo yacía bajo un árbol, atravesado por una lanza que iba desde su trasero hasta su boca. Fue una horrible vista y manera de cruzar el inframundo. Desde el momento que ella vislumbro su cuerpo profanado, el Imperio Arpen se convirtió en su enemigo.
El trato que el rey estaba ofreciendo fue una tentación demasiada dulce. Él le estaba dando la oportunidad de vengar a Edward quien había sido injustamente asesinado.
'Soy el único príncipe del Reino Koronis, y yo seré el rey.'
El que había sido una vez el sueño de Edward era ahora el de Viola. Ya que el reino no tuvo otro príncipe, solo significaba que una de las princesa se convertiría en reina.
Sus ojos tenían una feroz determinación, ella quería ser una de esas princesas. "¿Qué quieres que yo haga, Padre?"
"Ve al Imperio Arpen como una candidata a princesa heredera."
"¿Qué?!" Viola estaba aturdida. A qué se refiere con una candidata a princesa heredera —?
"Ve al imperio Arpen como una candidata a princesa heredera. Yo te daré tu misión entonces. Puedes obtener tu venganza una vez que hayas terminado tus tareas. Si aprovechas esta oportunidad, te daré las mismas oportunidades que a las otras princesas. Restauraré tu estatus para que puedas volver a heredar el trono. Decide, Viola."
Viola mordió sus labios y asintió para mostrar que comprendió. "Entiendo. Yo tomaré el trato. Pero, Padre, por favor dame una prueba que asegure tu promesa."
"¿Prueba? ¿Acabas de decir prueba?" El rey estaba visiblemente asombrado.
"Si." Sin inmutarse afirmó.
Ella había vivido en una castillo abandonado por trece años sin nunca recibir ningún cuidado apropiado. Aunque suministros arribaban una vez al mes, eran muy pocos para alimentar tres bocas. Mientras su niñera buscaba frutas y hongos durante todo el año, Edward cazaba en el bosque y cortaba árboles para leña. Ella había vivido una vida particularmente difícil sin siquiera poseer un vestido apropiado todo porque su madre había sido una esclava...
El rey miró a la chica que estaba frente a él, quien lo miraba de vuelta y se rio como si estuviera impresionado. Otras mujeres se habrían vuelto locas de miedo, pero ella no. Para Viola, el rey sólo era un padre que los había abandonado. Ella no podría creer en sus palabras si no había algo para responder por ello.
El rey se quedó pensando por un momento, luego finalmente, como si hubiera tomado una decisión, sacó algo de sus mangas y se lo tendió a Viola. Sus ojos se abrieron de par en par.
Lo que el saco era nada menos que la daga la cual era tradicionalmente pasada de generación a generación a los príncipes del reino Koronis. Hecha a mano en oro y adornada con las joyas más preciosas, la daga se hizo para una vista deslumbrante.
"Esto debería ser suficiente para servir como vale por mi promesa, ¿no? Hija mía"
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"La princesa Viola está entrando."
Esta era su primera vez vistiendo un vestido formal En su inexperiencia, el largo lazo y ancho dobladillo seguían atorándose en sus pies. Ella había tropezado y apunto de caerse un par de veces, pero afortunadamente se las arreglo para evitar tal vergüenza.
Viola tuvo que ir a algunos entrenamientos antes de que pudiera entrar al Imperio Arpen como candidata a Princesa Heredera. Un profesor de aspecto severo se paró frente a ella, saludándola con una reverencia.
"La futura emperatriz debería al menos saber la historia del imperio." El hablaba sin preámbulos. "Quizá sea difícil."
"Está bien." Viola respondió.
Ella aprende rápido, su vida llena de órdenes le enseñó cómo sobrevivir. Nadie sabía mejor que ella, que la manera más fácil de vivir era a ganando conocimiento y rápido. Cuanto más consciente uno del entorno de uno, mayores posibilidades de longevidad. Como tal, sus sentidos siempre estaban abiertos al aprendizaje. Sentada en su escritorio escuchó a la maestra.
"Hoy hace doscientos años, marcó el comienzo del Imperio Arpen que se originó en el desierto. El territorio una vez estéril solo pudo convertirse en este dominante debido al Río Judith. El dicho, 'el Imperio Arpen rápidamente subió al poder una vez que la marea del río Judith cambió con precisión' . No sé si ellos reciben la bendición de Dios, pero... Un día, el curso del río de repente cambió. No, el continente se dividió, y como lo hizo, el agua se reunió en el Imperio Arpen."
Ella no sabía la historia detallada pero recordaba lo que había leído del libro de Edward. Él tenía bastantes libros así que viola naturalmente terminó leyendo algunos. Ella continúa narrando lo que aún recordaba.
"Gracias a esto el imperio arpen fue capaz de acumular riqueza e incrementar sus fuerzas, a diferencia de otros países donde la gente cultiva todo el año y todavía muere de hambre. Claro, gracias a esto, ellos pudieron poseer las tropas más fuertes del continente y se convirtieron en un robusto y poderoso país. Comenzaron a conquistar todos los países pequeños de sus alrededores usando su fuerza militar superior. La guerra fue tan terrible que se rumoreaba que el Río Judith había sido teñido de sangre."
El asombrado maestro miró a Viola, mientras esta última simplemente miraba hacia enfrente y continuaba.
"Si, para evitar la guerra los pequeños países tuvieron que negociar la paz con ellos. Ellos aceptaron mandar a uno de los miembros de la familia real como rehén para Arpen, para así formar una alianza. Y esta práctica, que comenzó hace cien años, continúa hasta la fecha... Koronis no es diferente. Ahora, nosotros debemos hacer lo mismo."
"Si, porque nuestro país termina enviando un rehén también." El maestro suspiró.
Koronis fue una vez un fuerte país, aunque no tan fuerte como el Imperio Arpen. No obstante, todavía ejercía un gran poder. Sin embargo, después de que perdieron la última guerra, sus fronteras colapsaron. De acuerdo con las demandas del imperio, el reino ahora necesita mandar a una de sus princesas como rehén. Claro, ellos no iban a mandar a una princesa real, sólo a una princesa mestiza, pero...
El maestro tenía una mirada dolorosa en su cara. Él parecía odiar la idea de tener que mandar a una princesa, incluso si ésta era mestiza, como rehén.
"La próxima lección la dará el mayor de los mayores de la familia real."
En ese momento una mujer entró como si estuviera esperando su señal. Viola recordaba vivamente esos espléndidos rasgos envueltos en brillantes joyas del funeral de Edwards. Ella era la Reina del Reino Koronis.
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