Capítulo 3 - Comienzos amargos

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"¿Condición? ¿Dijiste condición?" El rostro de la reina se torno oscuro. "Ja, ¡que insolente!"

La mirada de Viola nunca vaciló. "La única persona que puede ordenarme es el rey. Yo sólo escucho las instrucciones de mi padre."

"¿Qu-Qué? Tú, ahora mismo, solo... toleré enviar a una mera princesa de mitad sangre real como representante de nuestro reino y tu-"

El despecho de Viola, que nunca había tenido hasta después de perder a Edward, estalló. Si alguien estuviese detrás de su muerte, la reina definitivamente no tenía las manos limpias*.

*Se refiere a que la reina también es culpable de la muerte de Edward*

Edward, quien había nacido como príncipe pero no podía ser príncipe heredero, murió en el campo de batalla como un caballero sin nombre. Viola había sido la única que lloró por la perdida de su querido hermano ese día, sintió una indescriptible tristeza por su injusta muerte. Al mismo tiempo, junto con el honor que ellos perdieron...

Viola sacó la daga que había sido entregada por su padre y la sostuvo, haciendo que la reina temblara en shock.

"Mientras tenga esta daga, soy la segunda persona más importante solo después del rey en Koronis. Así que, la única persona que puede encomendarme es el rey."

"..."

La reina miró a Viola cuyos labios se curvaron en ridículo.

La familia de la reina y el reino Koronis no eran particularmente aliados cercanos. Ella no sabía el porqué, pero el rey se sentía incomodo hablando de la familia de la reina. Sabiendo esto, Viola levanto su mentón confiada en frente de ella.

"Lo que quiero no es nada difícil de completar. Por favor mueve la tumba de Edward al Cementerio Real tan pronto como recibas las noticias."


Viola distraídamente miraba su reflejo en el espejo, un rostro hermoso en el pico de su feminidad. Su encanto oculto desenmascarado a medida que pasaba de ser una niña a mujer. Su piel blanca lisa, ojos azules como un lago, brillantes cabellos y un cuerpo maduro que no se podía ocultar.

"Viola, aunque solo seamos mitad sangre real, seguimos siendo realeza en este reino. Siempre recuerda que tu nombre es Viola Meriandis Lapon. Nunca olvides que también puedes ser coronada..."

Su corazón se estremecía. Esas fueron las últimas palabras de Edward antes de que falleciera. Mientras más pensaba en el, más dolía su corazón.

Fue entonces cuando la nana de Viola entró en la habitación. Ella había estado fuera en la casa de sus padres antes de la visita del rey, pero regresó corriendo tan pronto como escuchó las noticias. La vieja mujer abrazó a Viola en sus brazos y sollozó.

"Ah... Princesa... ¿Sabes como te crie, princesa? ¿A qué te refieres con que debes irte como acompañante del enemigo? ¿Qué clase de noticias son estas que salen de lugar alguno?"

"Nana-"

"No, no puedo dejarte ir. ¡No puedo! No.. yo iré formalmente a suplicarle al rey. Yo detendré esto aunque me cueste mi propia cabeza."

La nana educó a Edward y Viola en nombre de su madre. Viola entendió sus sentimientos. El día que su madre murió y ellos fueron sacados al aterrador bosque cruzó por su mente...

Había sido un día muy frío. Ella temblaba ante el penetrante frío que se enterraba en su piel mientras caminaban por los blancos, campos llenos de nieve. Echarlos fuera del palacio fue esencialmente lo mismo que sentenciarlos a la muerte. Se les dijo a los dos niños que caminaran hasta lo profundo del bosque donde incluso sería difícil para un carruaje entrar; aun así, su nana apretó los dientes y sostuvo a los dos niños en su brazos, usando su propia temperatura corporal para calentar sus cuerpos helados.

Ellos caminaron así hasta que llegaron al lugar que reflejaba un oscuro y lúgubre castillo. Era un viejo palacio abandonado sin ninguna tienda para conseguir leña, así que tuvieron que quemar las sillas para calentarse. Una vez que se terminaron, rompieron el suelo de madera y lo pusieron también al fuego.

Viola le aseguró a la vieja mujer con una voz suave, "Está bien. Nana, yo me aseguraré de cumplir el sueño de Edward"

"Princesa-" La voz de la nana se cortó, sabiendo lo decidida que la mujer frente a ella podía ser.

"No tengo ninguna intención de convertirme en concubina, así que me aseguraré de ser ordenada partir antes del entrenamiento final se termine."

"¿Estás realmente... bien?"

Viola tenía una bella sonrisa en su rostro mientras miraba al rostro lloroso de su nana, "¿Quién soy yo? Soy la hermana del príncipe Edward, cuales habilidades estaban a la par de los maestros. Al menos tengo suficiente poder para proteger mi cuerpo con el manejo de la espada que el me enseñó"

"Princesa-"

"No cederé. No dudaré o flaquearé. Yo restauraré mi identidad perdida y reclamaré el trono."

Viola se levantó con su espalda erguida y su pecho hacia delante mientras miraba a su nana. La nana asintió con orgullo."

"Tengo algo preparado para usted, princesa." Ella se giró a la puerta y dijo. "Rosha"

La puerta se abrió y una chica con ropas rasgadas entró. Con una mirada tímida en su rostro, saludó a Viola de acuerdo a la etiqueta de la corte. ¿Estaba nerviosa? En vez de tomar el dobladillo de su falsa, ella tomó la piel interior mientras se inclinaba, claramente mostrando sus tobillos.

"Esta niña es-" Viola inició, intentando recordar el rostro familiar de la chica frente a ella.

"¿Tú recuerdas? Princesa, ella la visitó una vez cuando era más joven."

"Ah... esa pequeña niña está así de grande ahora?"

Rosha era una pequeña niñas que lucía de 16. Si Viola recordaba correctamente, ella vino al castillo abandonado para encontrar a su tía.

"Es un honor verla de nuevo, Princesa."

Su sonriente rostro emanaba bondad, lucía ingenua como si el mundo nunca la hubiera dañado. El aura que Viola percibió de Rosha le recordaba a la calidez de la primavera.

"Ya veo, así que eres la niña con esa misma energía vibrante. Me da gusto verte."

Viola estiró su mano hacia Rosha, y esta última, riéndose y sonrojada con una brillante sonrisa, tomó la suya de vuelta. Ellas sacudieron ligeramente sus manos, y pronto una brillante sonrisa floreció en el rostro de ambas.

"No estarás yendo sola ahí. Esta niña será una amiga quien estará a tu lado, Princesa. Ella es la hija de un noble caído, pero por favor no dejes que eso te moleste. Sus manos son rápidas y agiles, así que ella será capaz de ayudarte."

"Te prometo que cuando regrese a casa, restauraré el estatus que perdiste por culpa de nosotros dos, Nana."

"Sería feliz con solo usted regresando sana y salva", dijo la nana mientras asentía su cabeza. "No tengo otro deseo."

Rosha entonces sacó algo y lo puso sobre la mesa.

"¿Qué es esto?"

"Estoy intentando ocultar tu apariencia. Esta chica aplicará maquillaje para ti en el futuro, Princesa."

"¿Mi apariencia?"

"Pagué por algo de información. Escuché que la realeza de Arpen tiene debilidad por las rubias. Tu brillante y hermoso cabello atraerá mucha atención, así que primero iniciemos tiñéndolo."

Rosha inició diestramente a aplicar color en su cabello. Sus habilidades de maquillaje también eran sobresalientes. El bello rostro que Viola había visto hace solo un momento desapareció en un abrir y cerrar de ojos.

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