LER [+18]

Capítulo 10 - Bajo ninguna crítica

Aunque la sirvienta aseguraba que no sabía nada, ¿era posible que al menos hubiese escuchado algo, lo que fuese, sobre Guinev? Desafortunadamente, en respuesta a lo que se cuestionaba Viola, la sirvienta confirmó nuevamente que no había estado ni cerca de la Villa Real hasta ahora. Viola pensó que sería capaz de Guinev tan pronto como entrara al palacio, pero ahora se dio cuenta que encontrar información sobre la princesa perdida era mucho más difícil de lo que parecía.

'Entonces otra vez... claro que no puede ser tan fácil averiguar que le pasó. Debo observar más la situación antes de decidir donde buscar después.'

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Después de que Lustian dejó a Viola en la Villa Real, se dirigió a su oficina.

"...Por el amor de Dios..."

Su respiración de pronto se volvió rígida y apresurada, y su cuerpo se sentía exhausto, como si hubiera alcanzado su límite. Pronto, su cabeza comenzó a doler.

"Su alteza... ¿Está comenzando?"

Lustian tropezó hacia adelante e intento sostenerse de una mesa que estaba cerca. Después de un rato, su estado regresó a la normalidad y sus labios se  cuervearon en una sonrisa endurecida.

"Los ciclos se han vuelto más cortos," dijo el caballero que asistía a Lustian preocupado, "también es preocupante que los orcos han salido de sus escondites con más frecuencia. ¿No cree que esto es una señal de que el Dios de Judith ya no está garantizando bendiciones al imperio Arpen? ¿estamos en peligro?"

"No estoy seguro si considerarlo un cambio crítico o una oportunidad, pero, no importa cuantos orcos estén ahí fuera, yo me encargaré de ellos con mis propias manos."

Irritado, Lustian frunció sus cejas y masajeo la rigidez de sus ojos. Mas que a sus repentinos malestares, la mayor parte de su recentimiento era hacia el emperador, quien gastaba sus días viajando sin prisa e ignorando el estado actual del imperio.

"Debemos encontrar a la acompañante de Dios lo antes posible. Es la única forma de que puedas escapar de tu deber como príncipe heredero."

"Es muy problemático y aburrido."

"¿Cómo es que solo tú careces de deseo sexual...? El emperador anterior también dijo lo mismo."

Ante la mención del ausente líder del imperio, Lustian se burló.

"El solo inventaba excusas para minimizar el hecho de que es solo un playboy enmascarado por lujuria..."

Lustian estalló en carcajadas mientras pasaba su mano por su cabello resbaladizo por el sudor. Su caballero no encontraba el tema tan hilarante como el lo hacía.

"Pero... Hay algo distinto acerca de la princesa que entró al palacio esta vez," el caballero continuó. "Ciertamente, se le debe destacar por lograr despertar el interés del Príncipe heredero a diferencia de las otras princesas."

"Ella es llamativa," murmuró Lustian.

Parece que otros estaban pensando lo mismo acerca de Viola. Entonces nuevamente, ¿cómo evitarse? Incluso los ojos de Lustian se sintieron atraídos por ella. Él admiraba la manera en la que ella mantenía su atrevida, erguida postura incluso entrando a una tierra extranjera. Su prescencia era magnetizante y extrañamente encantadora. Ella definitivamente era distinta a las otras candidatas.

Lustian se dio cuenta que empezaba a sentirse excitado, y su boca estaba salivando. Tocó sus brazos y cuello, sintiendo que su piel se ponía de gallina. Por un breve momento, el estaba lleno del deseo de buscar y tocar a Viola. Molesto, miró lo sonrojada que se había vuelto su piel y tragó saliva.

Tan pronto como lo hizo, se dio cuenta de su anhelo, y su garganta comenzó a quemar. Lustian levantó una mano para frotar su cuello mientras que el área bajo su abdomen, poco a poco, se calentaba más. El sacudió su cabeza y miro hacia abajo para notar que la parte inferior de su cuerpo estaba cambiando de forma. La parte bajo su abdomen estaba agitada, y el desesperadamente quería hundirse en algo apretado y caliente.

'Incluso con mi falta de deseo sexual, ¿me he abstenido por demasiado tiempo?'

Pensando en eso, ¿cuándo fue la última vez que necesitó satisfacer sus deseos lujuriosos? Estos se presentan muy rara vez, que no puede ni recordarlo. A diferencia de sus parientes masculinos, el normalmente disfrutaba cazar orcos más que la gratificación sexual, así que usualmente no experimentaba estas necesidades.

En lugar de mantenerse en su oficina, Lustian comenzó a dirigirse en dirección al Palacio de las Concubinas, pero no avanzó mucho antes de que sus pasos se detuvieran abruptamente. Ninguna de esas mujeres eran quien el deseaba. En su lugar, otro rostro vino a su mente, uno que no se encontraba en el palacio de las concubinas.

El pensó en su piel amarillenta, rostro plano, y su grueso, pajizo cabello... no importaba que tan poco atractivo fuera el resto de su aspecto, sus ojos azul cristalino eran indudablemente hermosos. Brillaban como un par de piedras marinas. Antes de darse cuenta, Lustian estaba abrumado por una extraña sensación y sus palmas brillaban con el sudor.

Si no fuera por estos problemáticos sentimientos, el no hubiera ni siquiera pensado en el requirimiento final de sus obligaciones que el rechaza con tanta vehemencia...

Otro caballero, al costado de Lustian, rió y abrió su boca.

"Sabes," se burló, "Nunca había visto un rostro tan feo. Estoy seguro de que es el más feo de entre todas las princesas que han llegado al palacio hasta ahora."

Los musculos de Lustian se tensaron momentáneamente. No supo si fue fue su brazo o su cabeza la que se movió primero, pero lo siguiente que supo, fue que tenía el cuello del caballero prensado a su mano.

"Kuck..." jadeó el caballero.

La venas en el cuello del caballero resaltaron de su piel mientras Lustian apretaba su agarre en la gargante del hombre. Terror cruzó por los ojos del caballero, y ante la vista lamentable de la expresión de este, Lustian relajó su agarre inmediatamente, así el caballero tosió secamente.

"Cierra la boca," gruñó el príncipe. "Aunque ella solo está aquí como rehén del imperio, una Candidata a Princesa Heredera no puede ser criticada por nadie, incluso si esa persona tiene la sangre de un noble de alto rango."

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