¡Hey, ladrón! ||Splendid X Splendont||

Capítulo 15 🌈 Puente

Splendid observaba una parte de la ciudad mientras permanecía sentado en el varal de un puente que se encontraba en un lugar alto, bajo este había un pequeño río que terminaba en ese punto; era una vista hermosa para un lugar peligroso, allí ocurrían muchos accidentes y por ello los autos que pasaban eran casi nulos.

Por esta misma razón, Splendid miró con confusión un auto desconocido que se había estacionado cerca del puente, un escalofrío recorrió su espalda al pensar que alguien le haría daño, pero finalmente dejó de preocuparse cuando recordó que quería tirarse del puente.

—Odio encontrarte en todos lados —dijo Splendont llamando la atención del peli azul—. ¿Pero que mierda haces aquí en un lugar tan solitario?

—¿Y eso te preocupa? —arqueó una ceja—. Quizás tú me sigues a todos lados, déjame en paz.

—No me iré hasta que estés seguro, temo que de un salto puedas tirarte y eso... me haría sentir vacío —murmuró lo último—.

—La vida no es como queremos y siempre tienes que ser mejor para los demás, ¿pero para qué? —miró al pelirrojo—. ¿Para que alguien más llegue y te arrebate todo lo que tienes?

—Hice mal, lo sé, por eso quiero hablar contigo y no quiero que hagas una tontería.

—Como si te importara —suspiró—. Tienes dinero, popularidad y una vida perfecta robada, no te importa si salto o no.

—Ya te dije que me importa.

Rápidamente caminó hacia el chico para apartarlo de ese lugar tan peligroso, comenzó a correr cuando vio en los ojos de Splendid las intensas ganas de lanzarse al vacío una vez que lo vio aproximarse a él. Lo había tomado fuertemente por la espalda para después atraerlo hacia él y caer juntos hacia el concreto del puente; el lugar seguro. Aunque, un leve quejido salió de la boca de Splendont ya que aquella acción había hecho que Splendid golpeara con su trasero cierta parte sensible.

—¿Por qué hiciste eso? —cuestionó Splendid mientras se sentaba a un lado del chico—. Ya no tengo nada que puedas querer.

—De hecho si —respiraba agitadamente por la adrenalina que había sentido—. Pero eso lo hablaré después.

Un par de gotas cayeron sobre ambos chicos, inconscientemente miraron hacia el cielo dándose cuenta de que comenzaba a llover. Se miraron mutuamente en silencio hasta que el pelirrojo habló.

—Ven, vamos a mi auto, podría llevarte a casa.

—Pensé que tu auto era de otro tipo.

—Tengo dos, uno por mi madre y otro por mi padre —suspiró—. Anda, ven.

—De acuerdo —el contrario asintió—.

Se pusieron de pie, caminaron hacia el auto pero Splendont no podía abrir la puerta del conductor ya que sin querer había dejado las llaves conectadas al auto. Suspiró molesto y abrió una de las puertas del lado de atrás para después invitar al peli azul a que entrara. En un par de segundos ambos ya estaban adentro.

—Entramos justo cuando comenzó a llover —comentó Splendont—. Deja me cambio al asiento del conductor para poder irnos.

—Olvídalo, ya que ha comenzado a llover, es peligroso —dijo Splendid—. En este lugar han pasado muchos accidentes, con la lluvia no nos beneficia.