Otra llamada de Lola y la castaña se volvería loca, de ser el humano más repudiado por esa mujer a volverse el centro de sus quejas y preguntas hubo sólo un paso, la madre de Louis se dio cuenta más temprano que tarde que no sabía nada de su hijo, ni su color favorito ni su música infernal, así que vez de humillarse y admitirle a Coral esto, había decidido interrogar a su enemiga jurada, Alessa.
Tomó el teléfono para apagarlo cuando la sexta llamada no respondida iba al buzón, pero otra entro en seguida así que atendió.
-¿Cómo osas ignorarme? -preguntño en tono altanero Lola.
-Su color favorito es el azul, le gustan los monos, quiere tener tres hijos, no ha escogido una profesión, pero quiere una en la que puede ganar mucho dinero, quiere viajar, pero no asentarse en el extranjero, adora a su familia como a nadie, le gustan las baladas y el reggaeton, ¿es usted feliz con esta información? -recitó la chica intentando ignorar cómo se cristalizaban sus ojos al recordar cada cosa de él.
-Sí, supongo que es suficiente por ahora -afirmo arrogante, la sangre de Alessa hirvió, ¿ni siquiera un gracias?
-También le gusta la pornografía suave, las mamadas y los condones Durex -chilló en respuesta finalizando la conversación y apagando, finalmente, el teléfono. Ni siquiera era cierto, ellos nunca se habían acostado, pero bueno, Lola nunca lo sabría al cien por cien seguro.
Se recostó en la cama intentando ahuyentar todos los recuerdos que sacudían su cabeza, las canciones que se dedicaron, los hermosos momentos que habían pasado, intento olvidar con mayor ahínco los ojos llenos de lágrimas de Louis el día que se enteró lo que ella había hecho. Sacudió su cabeza con odio hacia sí misma, pero recordando su promesa sagrada con Louis, ella nunca volvería a hacerse daño, era un hecho, aunque ahora él no pudiera recordarlo, ¿qué tal si lo hacía? Sería la muerte para ella ver todo eso.
La puerta se abrió de repente trayéndola de nuevo al mundo, su madre la miraba con expresión poco confiada desde el umbral, subió una mano hasta su mejilla comprobando el resto de gotas saladas en ella y las secó con esmero antes de adoptar su típica expresión irritaba y fría que había perdurado en ella desde hace mucho tiempo, la mujer soltó un suspiro acercándose con cuidado entre el desorden y se sentó en la cama.
-¿Qué pasa? -preguntó, era algo que solía hacer, aunque nunca recibía una respuesta, los ojos miel de la chica se volvieron rendijas a la vez que sus cejas se alzaban, pero a diferencia de otras veces su madre no se marchó así como así dejándola sola en su pequeño universo, levantó una foto que estaba sobre la cama, la miro por un segundo hasta que Alessa se la quitó de las manos- ¿Es Louis?
-Es muy vieja -respondió la chica con desdén intentando suprimir cualquier sentimiento que la causaba mirar hacia la fotografía donde ambos salían besándose, sus ojos cerrados, sus labios fundiéndose como nunca podrían lograr con nadie más, la tiró con el resto a una vieja caja destrozada intentando amortiguar esta conversación- Tengo tarea.
-Puedo imaginarlo, no has ido en dos semanas a clases -reprendió frunciendo los labios su interlocutora.
-Tengo un certificado, estaba enferma, mucho. -respondió ella desafiándola a cambiar su versión de los hechos, otro suspiro escapó de la boca de la voluminosa mujer antes de levantarse e irse, Alessa no quería ser una perra con su madre, simplemente su relación había sido tan distanciada durante toda su infancia que ahora le resultaba imposible verla como algo más que un fantasma en su vida, sin importar los múltiples intentos de Veronika por sacar el lado bueno de su hija, el que la quería a ratos.
Por otro lado en la casa de Coral su llanto se escondía tras la tela de su almohada, todos ya dormían a las once de la noche excepto ella que no podía apagar el interruptor de sus sentimientos por mucho tiempo, su sensibilidad estaba a flor de piel desde que Louis no la había reconocido en el hospital hace una semana y ahora con cada mención de su nombre la delgada capa que estaba tejiendo a su alrededor se volvía jirones. Su celular pitó fuertemente desde la encimera y se apresuró a apagar el sonido antes de que alguien lo notara, su pecho se desinfló un poco más al darse cuenta que no era de su novio o ex- novio o lo que fuera que era Louis en ese momento para ella, sólo un chico de su clase que preguntaba por deberes, sintió deseos de tirar el teléfono por la ventana, de hecho, realmente lo estaba pensando cuando la clara voz de su hermana mayor se escuchó sobre sus pensamientos.
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De nuevo tú
RomanceCada persona está hecha de algo, algunos de memorias, otros de palabras, muchos de sueños, pero cuando te quitan de los que has sido hecho, tienes que empezar de nuevo, aún sin eso significa no volver a ser quién solías ser. Siempre puedes ser algu...