Haven't Context - TanjiKana

26

—Hoy lo haré.

Decidida a acabar con más de un año de sentimientos hacia el pelirrojo, Kanao prepara la fortaleza mental necesaria para declararse.

—Oh... aquí es bonito.

Tanjiro caminaba detrás de ella, mirando el parque que hacía no mucho había sido remodelado.

—Esto... ¿tomamos algo?

Ella habla mirando hacia un pequeño local en la esquina de su vista.

Y ambos entran.

—Que nervios, que nervios, que nervios...

Ella no podía calmarse.

—¿Estás nerviosa? ¿Sucede algo?

Kanao se sobresalta y lo mira.

—N-, No es nada.

Tanjiro frunce el ceño.

—Te está pasando algo —Kanao se contrae—. Y ha pasado desde hace dos semanas. Kanao ¿qué sucede?

—Ya dije... no es nada.

Puede oír a Tanjiro suspirar.

—Kanao.

—¿Sí?

Ella lo mira, algo preocupada.

—¿Quieres ser mi novia? —Tanjiro aguanta—. ¿Y-, Ya decidiste qué pedir?

—Oh, hm.

El pelirrojo suelta un suspiro.

—Desde la última vez en casa no volvimos a estar solos, debo hacerlo ahora.

—Mm... Tanjiro ¿te gusta Teruko-san?

—¡Ahora! Me gusta Kanao-san.

La persona frente a él parpadea.

—Lo digo-, digo enserio ¿sientes algo por ella?

Al ser replanteada la pregunta, Tanjiro se averguenza de lo que dijo.

—Ja-, jaja... no, la verdad no...

La incomodidad empieza a ponerlo nervioso.

Kanao, por otro lado, estaba moviendo su pie bajo la mesa de manera repetida.

—Tanjiro. Tanjiro.

—¿M-, Mm?

Sus manos se cruzan frente a ella, luego cambia de opinión y las pone en la mesa, vuelve a cambiar de opinión y las pone sobre sus piernas.

No sabía qué hacer con ellas.

—¿Estás nerviosa? L-, Lo que dije-

—No, no. No lo estoy.

Tanjiro se había inclinado hacia ella, poniendo sus mano sobre la mesa.

Sus buenos ojos se fijan de inmediato.

Ya sabía qué hacer.

Levanta sus manos y las dirige para ponerlas sobre las de él.

Pero por alguna razón Tanjiro las retira a último momento.

Ambos se dan cuenta de lo que ella hizo.

—Ah-

Kanao termina sentándose en su mesa y mirando hacia otro lado, cruzada de brazos.

Estaba roja hasta las orejas.

Ella sabía que Tanjiro no lo hizo por querer evitarla, pero su corazón dolía por no poder haber culminado esa acción.

—¿Q-, Quieres jugar...?

Tanjiro pone su teléfono sobre la mesa, intentado calmar el estado raro de animo.

Lo mismo hizo la vez del apartamento.

Y Kanao se vio obligada a aceptar, no quería quedarse en silencio.

Ninguno gana, quizá pierden.