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Los rayos del sol se colaban por la ventana consiguiendo así despertar a cierto Omega embarazado de su sueño tan reparador. Cuando el rubio abrió los ojos se dio cuenta que los alfas a sus lados estaban ya despiertos y le estaban regalando una imagen muy linda. Viktor estaba agachado hablándole a su hinchado vientre mientras que Conway acariciaba este mismo.
Y es que desde que se enteraron del embarazo los mayores tomaron cierta obsesión con hablarle o tocar su vientre. Y para que mentir, Gustabo amaba cuando ellos lo hacían, le transmitían paz.
G.-Buen día para ustedes también alfas-. Soltó una suave risa cuando sintio como los superiores se asustaron y lo miraron.
V.-Lo lamento si te despertamos mi amor, y buen día ahora te subo el desayuno-. Viktor se acercó al rubio y dejó un besito en sus labios.
G.-Nono, tranquilo mi niño fue el sol que me dio en la cara el que me despertó, que le decían al cachorro eh?-.
C.-Eso es un secreto entre el y nosotros nena, ahora vamos abajo a desayunar que más tarde toca tu segundo chequeo.
G.-Ostia es cierto, vamos vamos que tengo ganas de comer fresas con mantequilla de mani-.
Gustabo llevaba ya los 3 meses indicados por el doctor muerte para realizarse su próximo chequeo. Este tiempo fue prácticamente igual a seguir con su vida cotidiana, solo que ahora se le sumaban los mareos repentinos y ni hablar de los antojos raros. Pero por ahora no se le dificultaba moverse ágilmente y es que su vientre estaba más grande pero tampoco muchísimo, pues apenas tenía 12 semanas de embarazo.
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Estaban en el coche de camino al hospital y justo en ese momento le dio un fuerte antojo y como no, si a cada rato pasaban por en frente de puestos de comida.
G.-Oigan su hijo me está reclamando comida. Pueden parar en alguna tienda y me compran oreos y chocolate?-. Gustabo de solo pensar en las galletas provocaba que su aroma salga muy dulce.
C.-Cariño acabamos de almorzar hace menos de 20 minutos, comer tanto dulce en tan poco tiempo te va a hacer mal-. Dijo Conway mientras acariciaba su el vientre.
