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El sol se reflejó directo en mis ojos. La luz era cegadora y tuve que cerrarlos y arrugar mi cara intentando acostumbrarme.

Al abrirlos por completo. Mi respiración se detuvo de golpe. Como si de un segundo a otro alguien hubiese aspirado todo el aire disponible y no fuera capaz de tomar al menos una bocanada.

Había colores, muchos, contrario a lo que imaginaba. Podría decir que la tierra incluso parecía viva.

El cielo peleaba entre un azul y un verde muy claro. Las nubes no lucían demasiado sucias. Había construcciones de todos tamaños y formas alrededor. Estaba en un punto en el que podía admirar como las personas se movían apresuradas de un lado a otro. Tan concentrados en su vida diaria.

Todo parecía normal. Pero entonces, el aire estaba ahí como recordatorio. Ahora podía notar como mi respiración era fuerte y pesada. Incluso mi ojos ahora estaban algo irritados. No era la emoción o el miedo. Era el aire que raspaba en mi nariz, podía sentirlo picoso.

No era la gran cosa, los filtradores de aire alrededor de la ciudad contribuían en ello. Pero el daño seguía estando allí. Podrías acostumbrarte y pasarlo por alto incluso. Supongo es lo que todos hicieron.

Pero estaba siendo algo difícil para mí. Aún así, no estaba dispuesto a permitir que eso me detuviera.

Coloque un pañuelo sobre mi nariz y saque unas gafas negras para mis ojos. Esto debería poder ayudar.

Entonces di los primeros pasos.
Seguramente eran mucho más inexpertos e inseguros que los que daba cuando aún estaba aprendiendo a caminar.

Con la esperanza sosteniendo mis alma. Dirijo mis pasos hacia donde recuerdo mi hermano mencionó alguna vez que el sector 5 se encuentra hacia el frente de nuestra casa. Es mi primera opción pues ahí se encuentran la mayoria de los sitios a los que el frecuenta. El decía que no era tarea difícil llegar allí pues el único edificio en forma circular se encuentra en ese sector.Y que lo bastante grande como para verse desde algún punto alto.

Lógicamente eso fue lo primero que busqué. Mi vista se encontró con un edificio a un par de calles el cual parecía lo suficientemente alto para lograr mi cometido. Me encamine a el.

Mis ojos no eran capaces de dar abasto para todas las cosas que veían. El viento golpeó mis rizos haciéndome levantar mi vista. Las vías del tren colgaban encima de mi cabeza y el estaba pasando justo ahora. Era blanco con detalles plateados e infinito en su largo. Se movía a una velocidad tan rápida que solo pude observarlo por unos segundos antes de que desapareciera entre los edificios. Era magnífico.

Habia muchas personas concurriendo en las calles. La mayoría vestidos con los colores de sus uniformes de trabajo. Los cuales eran clasificados por aporte social. Los agricultores o granjeros iban vestidos de naranja. Los doctores o médicos portaban el azul. Los comerciantes o vendedores vestían de rojo. Los educadores o maestros vestían de amarillo. Los puestos mayores los cuales pertenecían a los elegidos como los servidores, protectores, un explorador, un capacitador o un descubridor. Ellos vestían de blanco. Y los que se dedicaban a puestos sociales menos relevantes vestían de negro.

Yo vestía de negro. Intuía que de es forma sería menos probable que alguien se acercara a pedir mis servicios.

Al estar frente al edificio, resultó ser mucho más alto de lo parecía. La pantalla de cristal decía los nombres de los lugares que estaban dentro. La mayoría eran tiendas y otros tipos de negocios. Empuje la puerta, pero no funcionó. Seguía intentando cuando, alguien detrás de mi se aclaró la garganta.

–¿Necesitas ayuda?–dijo.

Era una chica. Nunca había visto una en mi vida. Era alta, con unos grandes ojos verdes y pelirroja. Llevaba su cabello en una coleta y estaba vestida de rojo.

"I can't be controlled" | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora